No estigmatizar a las personas con TDAH
Deben evitarse argumentos discriminatorios hacia las personas con el trastorno, para no mostrarlas como posibles futuros delincuentes.
20 de noviembre de 2020
Conversa
Dr. Eduardo Barragán*
El trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) tiene tres presentaciones y hay que reconocer que la más frecuente es la de tipo combinado que tiene los tres síntomas: la inatención, la hiperactividad y la impulsividad. En realidad, dentro de los procesos evolutivos del neurodesarrollo y desde este trastorno, específicamente, se sabe que lo que te puede exponer a tener conductas de riesgo a lo largo de la vida son básicamente la hiperactividad y la impulsividad, no los que son inatentos. En primer lugar eso sería muy importante.
Sí creo que relacionar que las personas que tienen TDAH tienen mayor representación en prisiones (como lo dijo el diputado Jorge Luis Montes en parte de su argumentación para dictaminar la reforma a la Ley General de Salud en materia de salud mental y adicciones) te puede llevar a una connotación de estigma y de discriminación importante. Se tendría que trabajar sobre atención primaria y detección de casos, que ha mejorado mucho.
Sí se sabe que los pacientes que tienen un Trastorno de Déficit de Atención de presentación combinada, con síntomas de hiperactividad e impulsividad, tienen un mayor riesgo de desarrollar ciertas conductas en la adolescencia, como son un inicio más temprano y de mayor cantidad de abuso de sustancias, como alcohol, tabaco y drogas; suelen tener más embarazos no deseados; suelen tener más fracasos escolares que, evidentemente, te pueden llevar o favorecer a tener una disfunción como individuos en la integración de una sociedad.
Eso es muy diferente a decir, a poder decir, que estas personas son delincuentes, y es muy interesante porque el diputado Montes manipula los datos.
Es bidireccional el fenómeno. Cuando ves mucha de la gente que está en la cárcel, desde los análisis se ha visto que un porcentaje importante, por lo menos el 30% de esta población tiene un diagnóstico por Déficit de Atención no tratado, pero hay que reconocer que normalmente tienen fenómenos que se llaman comórbidos: problemas asociados al problema de base. Y él acaba diciendo que esto te lleva a trastornos disociales. No, el trastorno disocial es una comorbilidad del Trastorno por Déficit de Atención y son los que con mayor frecuencia logran desarrollar conductas de este tipo.Pero si tú ves la población en general y la sigues a través del tiempo, hay un porcentaje muy bajo de toda la población con TDAH que termina teniendo conductas de este tipo de alto riesgo y que eso genere problemas a la sociedad. Eso no quiere decir que no sea importante elevar el nivel de ‘awareness’ o concienciación o el nivel de cómo captas y cómo haces un diagnóstico de manera temprana. Y está perfectamente estudiado que el inicio de un tratamiento temprano multimodal, no necesariamente farmacológico, favorece en gran medida una mejoría compensatoria de estas conductas a lo largo de la vida.
Es muy importante, más bien, que se hable de la mejoría en la detección temprana a través de atención primaria; esto se había propuesto por el grupo de expertos nacionales para el TDAH que se formó hace varios años, sobre cómo puede tener impactos a nivel escolar para que, sin que las maestras puedan hacer el diagnóstico, sí puedan tener la sospecha a través de ciertos síntomas y ser derivados a los centros de atención primaria para poder ir viendo qué pacientes sí cumplen criterios, hacer un diagnóstico y poder dar tratamientos desde psicoeducación básica para adelante.
Pero definitivamente expresiones así son parte del fenómeno discriminatorio que se viene dando en chicos con TDAH. Creo que sería muy importante trabajar más sobre atención primaria, detección temprana y, evidentemente, rutas de tratamiento.
Y por otro lado, sí, efectivamente, como decíamos, un paciente con TDAH, con impulsividad e hiperactividad, y con comorbilidades con trastornos sociales, que es menos del 5%, pudieran llegar a desarrollar esas conductas de alto riesgo que sí requieren tratamiento, pero no justifica por lo tanto la estigmatización del proceso.
* Dr. Eduardo Barragán es neurólogo pediatra, jefe del Departamento de Neurología Pediátrica del Hospital Infantil de México “Federico Gómez”, de la Secretaría de Salud.
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