La ballena y el dilema de la visibilización
La obesidad y la discapacidad son temas que se entrecruzan, tanto por las consecuencias en la capacidad de llevar actividades cotidianas como por las enfermedades discapacitantes que puede generar el exceso de peso, y la película que protagoniza Brendan Fraser nos permite verlo de cerca, aunque a veces prefiramos voltear la mirada.
27 de febrero de 2023
Carlos Celis
Mi mejor amigo llevaba meses teniendo estos episodios donde perdía la enorme sonrisa que todos le conocíamos y se ponía a hablar de cosas tristísimas, con un tono funesto y la mirada perdida. Esa contagiosa carcajada, con la que había hecho tantos amigos, era cada vez menos frecuente.
Por eso, no me extrañó cuando me llamaron por teléfono para decirme que “se quedó en la plancha” y no sobrevivió esa última operación -una de tantas- a la que se sometió para mitigar los problemas que padecía a causa de su obesidad.
Me enojó mucho la noticia de su muerte. Es fácil echarle la culpa a la víctima, casi como un mecanismo de defensa: “Te dejaste”, “no le echaste ganas”, “eres un egoísta”, “los demás no te importamos».
Esas fueron algunas de las cosas que pensé al recordar cómo se abandonaba a largos y deprimentes soliloquios, donde ya no hacía ninguna diferencia si el que estaba a su lado era yo o era otra persona, ni lo que podíamos decirle para reconfortarlo. Su problema no era solamente la obesidad, sino también la depresión, y lo que más me enojaba era la sensación de no haber hecho suficiente para convencerlo de un porvenir más brillante.
En la película The Whale (2022) o La ballena , la muy comentada cinta del director Darren Aronofsky por la que el actor Brendan Fraser ha recibido tantos elogios, conocemos al personaje de “Charlie” y somos testigos de la debacle de su vida. El autor de esta historia lo presenta derrotado frente a la depresión y la obesidad.
La película no es una bonita postal, pero se ha prestado para algunos debates interesantes: ¿Es esta la mejor representación que el cine puede hacer de las personas obesas? ¿Cuenta La ballena como visibilización?
Es muy común que, ante los problemas de salud de nuestros seres queridos, adoptemos una actitud de “amor duro” para demostrarles cuánto los queremos o, incluso, que podemos ser fuertes por ambos. Pero es importante no confundirnos, pues en esta situación hay tantas emociones involucradas que es muy fácil creernos los protagonistas y empezar a actuar como los mártires de nuestra propia historia. Pero no se trata de nosotros, se trata de aquellos que viven con un problema de salud.
Hay mucho que criticarle a La ballena, partiendo del texto de Samuel D. Hunter que le dio origen a la película. Nos cuenta sobre un personaje al que, desde el inicio, el autor ha condenado a muerte y por ello no le da ninguna salida. Prefiere enfocarse en lo más negativo de su situación, en lugar de presentarle opciones.
La historia parece dirigida a quienes no viven en carne propia la obesidad, sino a los que la observamos y juzgamos. Por ello, atiende las sensibilidades de quienes rodean al protagonista y, por ende, las del público. Además, lo hace con un tono moralizador y desde una perspectiva religiosa.
No me atrevería a decir que el panorama sea tan oscuro en la vida real, no en todos los casos.
Aún cuando la obesidad y la discapacidad son temas que se entrecruzan, los expertos opinan que la obesidad mórbida por sí misma no da lugar a ningún tipo de discapacidad. Sin embargo, la comorbilidad con otras patologías como la ansiedad y la depresión (dos de las discapacidades con mayor incidencia y menor cobertura en el mundo), sí puede ocasionar una situación discapacitante. La limitación de esfuerzos y de movilidad pueden llegar a ser tan severas que la persona requiera de una silla de ruedas y la ayuda de alguien más para realizar sus actividades diarias.
En el otro extremo, las personas con discapacidad enfrentan un alto riesgo de padecer obesidad por la dificultad para moverse y el sedentarismo, pues también es más complicado para ellos comer de forma saludable, mantenerse activos y controlar su peso. Como ejemplo, un estudio de 2022 de la Universidad Católica Santa Teresa de Jesús de Ávila en España, encontró una relación entre el grado de discapacidad intelectual y el exceso de masa corporal.
La evidencia es fuerte, pero el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) se mantiene optimista y afirma que la actividad física regular genera beneficios importantes para la salud de las personas con discapacidad, como una mejora en su salud mental, en el estado cardiovascular y de los músculos, y la capacidad para realizar sus actividades cotidianas.
La obesidad es un problema que requiere acción en múltiples niveles y distintos frentes, desde el gobierno hasta la sociedad civil.
Pero entonces, ¿todo depende del cristal con que se mire? Los inconformes con la visión de La ballena se manifestaron en redes sociales para señalar las coincidencias entre esta película y una producción mexicana de 2015, Distancias cortas, del director Alejandro Guzmán Álvarez. Aquí, el músico y actor Luca Ortega interpreta a “Fede”, un hombre obeso que padece los mismos problemas y la misma depresión que “Charlie”, pero la diferencia es que él siempre empuja hacia adelante.
El guion de Itzel Lara es más justo con su protagonista y le da opciones, tratando de eliminar esa conmiseración que incomoda tanto a las personas obesas y a las personas con discapacidad.
“Fede” no da lástima, conmueve. Es un personaje que no solamente tiene una ocupación, también tiene pasatiempos, amigos, motivaciones y encuentra inspiración en las cosas más sencillas. Vale la pena mencionar que Luca Ortega contó con el apoyo de un doble de cuerpo, Rodolfo Rivas Arreola.
A dos semanas de la entrega del Oscar 2023 el próximo 12 de marzo, parece pertinente que el actor Brendan Fraser (favorito para ganar el premio a Mejor actor), se convierta en vocero de las personas que viven con obesidad y depresión y aproveche la plataforma que esta ceremonia ofrece para ayudar a visibilizar problemas de salud que hoy son urgentes.
La ballena es una película tan triste, que lo mejor para cerrar su ciclo sería un discurso de agradecimiento positivo e inspirador. No solamente se lo debe a sus fans, también se lo debe a todas las personas que viven con discapacidad.
A Juan Félix
Por Carlos Celis*
*Carlos Celis es periodista y locutor. Twitter lo encuentras como: @carloscelis_
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