Ganar un Emmy y… ¿estar en shock?
Una entrevista que concedió a la cadena CNN en Español fue galardonada con el máximo premio que otorgan a los programas de televisión en EEUU, pero el fundador de Iluminemos de Azul aún no sale de su asombro y aquí nos comparte sus razones.
28 de octubre de 2021
Redacción Yo También
Por Gerardo Gaya*
Hace unas semanas recibí un whatsapp de parte de una productora de CNN en Español con la noticia de que el premio Emmy de Noticias en la categoría de “Entrevista Destacada en Español” era para “Gerardo Gaya: Padre coraje a la mexicana, CNN en Español y Camilo Egaña” (así decía el tuit que me mandaron)… y es muy difícil encontrar las letras y palabras correctas para describir las emociones y sensaciones de leer algo así. Francamente, no entendí lo que pasaba. Era de noche, estaba yo en Aculco, un pueblo mágico en el Estado de México donde pasó el mayor tiempo posible actualmente, y me salí a “pelearme” con los caracoles (literalmente), que se están comiendo unos árboles limoneros que sembré como nuevo pasatiempo (o terapia ocupacional) de pandemia.
Platicaba de esto con una tía mía ese día en la noche, confidente en varias ocasiones, y al día siguiente me contó una historia de un Imán (maestro sufi) que me encantó, que cuenta que lo entrevistaron en la radio y cuando salió, había tumultos de personas esperándolo y ovacionando, se subió al taxi más cercano y le pidió que lo llevara a la mezquita más concurrida de la ciudad… llegó, y se puso a limpiar los baños. Sidi, otro maestro sufi decía que lo mejor para mantener los pies en el suelo era limpiar baños, a mi, como me dijo ella, por lo visto me gustó “pelearme” con los caracoles.
En septiembre del año pasado, recibí un mensaje invitándome a una entrevista con Camilo Egaña en CNN en Español, que había escuchado mi historia y quería entrevistarme… y como me dijo un amigo mío: “Gaya, ¡tú te apuntas a hablar de autismo hasta en funerales!” (nótese la ironía), y obvio dije que sí. Algún día contaré un par de anécdotas divertidas, de lo que me ha pasado por estar diciendo a (casi) todo que si. Hicimos la entrevista, con sus retos “virtuales” de conexión y demás, pero la disfruté mucho, y sí, me apasiona hablar del tema.
Me impresionó el alcance de un medio de comunicación así. Recibí mensajes de papás como yo, y mamás de personas con autismo de, creo, todos los países de habla hispana. Y lo que para mi fue, “solo una entrevista” y ya (ojo, no lo minimizo ni mucho menos, ¡es CNN! pero vamos, entiéndase el “una entrevista más”). La volvieron a transmitir un par de veces más, y me enteré por los mensajes que recibía en mis redes sociales.
Y resulta, que casi un año después, esa entrevista ¡gana un Emmy!… y aclaro, no, yo no gané un Emmy, o al menos así lo veo yo, no lo sé, es parte de mi “shock”, lo ganó CNN y Camilo Egaña, pero ser partícipe de algo que gane un Emmy, de entrada, WAU… sí, sí puedo decir que es indescriptible e increible pero, ¿y por qué estoy en shock?
Siempre lo he dicho, para mi, hablar de promover o defender derechos de personas en pleno siglo XXI ya me vuela la cabeza, y sin embargo, tenemos que hacerlo. He estado en shock estos días porque me pregunto y reflexiono, cómo es que haciendo mi trabajo, como director de Iluminemos de Azul, A.C., como vocero de la misma y participar en una entrevista ¿es motivo de un Emmy?. Cómo hablar de un tema que es tan normal para mí, y que desde hace casi 8 años busco normalizar la conversación alrededor del tema para eliminar mitos, estigmas, tabúes, prejuicios y paradigmas, como padre de un niño dentro del Espectro Autista ¿es motivo de un Emmy? Y podrá sonar a falsa modestia, pero al menos es lo que yo me he cuestionado y mucho durante estos años. Sí, se siente uno muy bien al ver, leer y ser parte de “eso”… punto al ego, raya al tigre o como quieran llamarlo, pero al mismo tiempo, yo no puedo evitar cuestionarme esas cosas (y algunas más, por inquieto que soy). Y gran parte de lo positivo de todo esto, y para mi, relevante, es que esa entrevista, la transmitirán seguramente en más ocasiones, llegando a más personas, quizá a cientos de miles o millones más, con un mensaje: ¡INCLUSIÓN!
No me he cansado de decir que no hay foro pequeño ni audiencia pequeña cuando de hablar de autismo se trata ni acción pequeña cuando es de impacto social. He escrito y dicho, y no me cansaré de decirlo, que en mi utopía, hacer lo que hago como padre y hacer lo que hacemos como organización, ni siquiera deberíamos de hacerlo; como organización, paradójicamente, trabajamos para dejar de existir.
Como padre, lo único que he buscado (y sigo) es un mundo que comprenda y acepte a las personas con autismo en todos los ámbitos, que a través de la sensibilización de la sociedad fomentemos la inclusión, para que cualquier persona con autismo en un futuro, haya tenido las mismas oportunidades que cualquier persona, comenzando por un diagnóstico e intervención oportuna y acceso a educación de calidad con los ajustes y apoyos que sean necesarios y, por supuesto, trabajo. He perseguido que hablando de autismo, como familiares y como propias personas dentro del espectro nos empoderemos para promover y defender nuestros derechos, poner el autismo y la inclusión en la conversación y agenda pública, política y social de nuestro país, y si eso, es motivo de un reconocimiento o premio o lo que sea, bienvenido, pero, la vida, y el trabajo siguen. La inclusión de las personas con autismo no puede ni debe esperar más.
A veces nuestro trabajo como voceros de una causa, directores de una organización o activistas provoca admiración, o inspiración, pero en realidad yo, al menos, solo hago lo que creo que tengo que hacer, lo que me toca, y se me hace increíble (y hasta cierto punto irreal) que eso sea motivo de un premio Emmy.
*Gerardo Gaya es presidente de __
Iluminemos de Azul__, asociación que fundó y por la que dejó sus actividades laborales. Conferencista. Miembro de la Asamblea de Presidentes de la __COAMEX__. En ocasión del Día Mundial de la Concienciación sobre el Autismo, que se conmemoró el 2 de abril de 2021, fungió como editor invitado de Yo También y, generosamente, compartió mucho de lo que sabe sobre el TEA.