Derecho al placer: de las citas en Tinder a un taller de educación sexual

“Y tú, ¿puedes? ¿Cómo le haces?”: esas son las preguntas que suelen hacerme hombres y mujeres refiriéndose a tener relaciones sexuales. Mientras, miran mi silla de ruedas en la que permanezco sentada, supongo que la curiosidad de saber cómo es mi vida sexual viviendo con discapacidad motriz. Les parece tan interesante esa pregunta que no pueden esperar a la segunda plática para hacerla y la respuesta que siempre doy es:

“Yo puedo hacer de todo, lo único que no puedo, es caminar”.

En 2018 usé esa misma frase en mi perfil de Tinder, una aplicación de citas, y casi estoy convencida de que fue la causante de mi éxito: la usé sólo dos días y obtuve 10 citas. Así es, ni yo ni mis amigas lo podíamos creer. 

Estaba sorprendida de la cantidad de mensajes e invitaciones que recibí, así que cerré la cuenta a los dos días, porque fue demasiado abrumador. No recordaba los nombres de todos con los que hablé, pero si intercambié teléfonos con 10 chicos, porque 11 ya eran demasiados. Hablar de las citas y cómo transcurrieron daría para una antología, así que mejor al final les dejo algunos consejos que me funcionaron. 

Comienzo escribiendo de mis citas en Tinder, porque en ese entonces tenía 26 años y estaba dispuesta a recuperar mi vida sexual. La había dejado olvidada en el cajón de las medicinas desde que en 2009, debido a un accidente automovilístico que lesionó mi médula, provocó que dejara de caminar. Dejé de moverme a voluntad y dejé de sentir dos terceras partes de mi cuerpo. 

Durante seis largos años de cirugías y recuperación en cama, sólo me di algunos besos a escondidas de mi mamá, que vigilaba los silencios en mi habitación como si me pudiera escapar con alguien por la ventana. Bueno, se entiende que me cuidara, casi me moría, pero ¡un par de besos en seis años! Es algo que muchas de mis amigas consideran inconcebible. Yo no sabía ni por dónde comenzar a explorar.

Lo que sucedió es que yo estaba en la ignorancia total, como miles de mujeres que al adquirir una discapacidad no saben qué rayos va a pasar ahora con el placer y el gozo sexual. En mi caso, tuve que descubrir las formas de relacionarme sexualmente viviendo en un cuerpo que es insensible de bajo de los senos, sin control de esfínteres y con movimientos involuntarios en las piernas: un panorama que en la “normalidad” parece poco alentador para disfrutar la sexualidad y al inicio así fue. 

Después de algunos desafortunados encuentros sexuales o muy poco placenteros, me di cuenta de que no estaba realmente encontrando más formas de disfrutar, sino más bien las formas de no hacerlo. Fue hasta que conocí a Roxana Pacheco, que me habló del mapeo de zonas erógenas, de la rehabilitación de piso pélvico y el auto placer, que comencé a reconocer y reaprender el placer sin compararme con lo que antes sentía y cómo lo hacía. 

A partir de ahí, comencé la aventura de reconquistar mi placer y de darme la libertad de compartirme con responsabilidad. En el camino me encontré con muchas mujeres que habían pasado por lo mismo que yo. Muchas de ellas siguen sin disfrutarse y viven violencias por la desinformación que causa miedos y los prejuicios sociales que nos alejan de sentirnos merecedoras de disfrutar sexualmente, además de las creencias machistas que privan a las mujeres de disfrutarse con varias parejas o del mismo sexo. 

Es por esto que ahora, junto a Roxana Pacheco, la directora de Instituto Mexicano de la Sexualidad en la Discapacidad, IMSEDIS creamos el taller “Sexualidad, Ayudas Técnicas, Posiciones y Juguetes Sexuales para Mujeres con Discapacidad Motriz”. Fue la respuesta a las preguntas que nadie supo respondernos hace casi 15 años cuando ambas, de forma paralela, atravesamos por los mismos duelos y la misma pregunta:

¿Cómo recuperar el placer de coger? 

De esta manera es cómo defendemos el placer que se nos ha negado históricamente: ejerciendo nuestros derechos sexuales y reproductivos, desde la información recabada de la experiencia, que contempla los factores sociales, que propone soluciones accesibles y que desmitifica creencias que retrasan el ejercicio de nuestra autonomía de decisión. Este taller lo imparto al lado de la socióloga Nubia Ramírez, en conjunto creamos un espacio seguro y de aprendizaje horizontal.

A quienes no pueden acudir al curso presencial comparto un podcast al que fui invitada por parte del programa Inclusión Radical del canal ONCE. Habla de la asistencia sexual y las realidades a las que nos enfrentamos las mujeres con discapacidad para ejercer nuestra sexualidad. Si quieres tomar el curso, comparto mis redes sociales, para hacer grupos e impartir el taller. 

¡Reconquistemos nuestro placer más allá de las exigencias capacitistas, coitocentristas o desgenitalizadoras! Se puede hacer en autoerotismo o compartiendo con una o varias parejas. ¡Seamos nosotras quienes decidamos lo que queremos experimentar y cómo queremos disfrutar nuestro deseo y placer sexual!

Consejos para ligar en Tinder

Por Jen Mulini

1. Las fotografías son muy importantes, elige fotos de diferentes ángulos haciendo tus actividades favoritas. 

2. Es importante no esconder la discapacidad o fingir que no vivimos con ella. Es mejor ser honesta desde la primera impresión. 

3. Muéstrate segura, tanto en las fotos como en tu texto y al responder mensajes o expresar el tipo de cita que te gustaría tener.

4. El texto de presentación debe mostrar quién eres con frases cortas y divertidas, tus intereses y las cosas que estás dispuesta a compartir. 

5. Una vez que decidan salir, poner límites y respetarlos para evitar caer en malos entendidos o violencias. 

6. Si sales con alguien que vas a conocer por primera vez, que la cita sea en espacios públicos y comparte tu ubicación en tiempo real con alguien de confianza.

*Jen Mulini es fotógrafa, creadora de contenido y conferencista. Imparte talleres para que las mujeres con discapacidad recuperen su derecho al placer. La encuentras en sus cuentas de Instagram y Facebook.

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