Opinión
Riesgo bajo la lluvia
Fecha de publicación: 11/Junio/2025 | Autor: Salvador Guerrero Chipres
La lluvia puede ser una amenaza multiplicadora de los obstáculos urbanos para las personas con discapacidad.
En contextos donde la infraestructura ya resulta hostil en condiciones secas, basta una lluvia constante para convertir la ciudad en un terreno intransitable, donde cada charco representa un inconveniente, cada banqueta mojada es un riesgo, y cada calle inundada representa una forma de exclusión.
Según la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (ENADID) 2023, en México hay 8.8 millones de personas de 5 años y más con discapacidad: 46.5 por ciento hombres y 53.5 mujeres. Las principales limitantes son para ver, caminar y subir o bajar usando las piernas.
Durante las precipitaciones pluviales, las banquetas estrechas, resbalosas o sin rampas se vuelven intransitables; las coladeras tapadas convierten los pasos peatonales en ríos; las paradas de transporte sin techo obligan a esperar bajo la lluvia. Una prueba de resistencia mental y emocional.
Y si para una persona sin discapacidad la lluvia implica reorganizar el día, para alguien con movilidad reducida o baja visión puede significar no salir de casa.
El primer impacto es físico: la lluvia dificulta el desplazamiento y aumenta el riesgo de caídas. Hoyos ocultos bajo el agua pueden causar fracturas o lesiones. Para usuarios de silla de ruedas o con prótesis, una rampa mal hecha o una banqueta anegada pueden equivaler al encierro. Los dispositivos de asistencia, como bastones, andaderas o audífonos, también se ven comprometidos por la humedad.
El segundo impacto es emocional. Cada trayecto requiere anticipar obstáculos: ¿habrá techo, ayuda, paso libre? La incertidumbre genera ansiedad, frustración y una sensación de abandono institucional.
El tercer impacto alude a lo simbólico. En días lluviosos la ciudad revela su estructura de exclusión: quien puede correr o usar un paraguas conserva su autonomía, quien depende de un cuidador o de condiciones accesibles, queda a merced del entorno.
La lluvia hace visibles fallas estructurales que en días soleados pasan desapercibidas.