Ella es Kenia Gisell Muñiz, diputada con discapacidad que propondrá la Ley General de Accesibilidad

 Kenia Gisell Muñiz Cabrera —de 34 años de edad— es Premio Estatal de la Juventud en Veracruz en 2018 y fundadora de la Asociación Civil ‘Recapacidad y Libertad’. En la actual legislatura se desempeña como integrante de la comisión de Atención a Grupos Vulnerables de la Cámara de Diputados, a la que busca cambiarle el nombre. Se trata de una iniciativa legislativa que trasciende el ajuste de palabras. Hoy, como integrante de la bancada de Morena, habla de su llegada a San Lázaro: 

“Mi puerta principal es haber adquirido una discapacidad a partir de 2012. Eso me cambió la vida. Al principio, una piensa que es totalmente para mal, una perdición absoluta. Con el tiempo entiendes que no es así y que, gracias a Dios, hay muchas oportunidades, desde esta perspectiva nueva de vida”.

Su activismo ciudadano inicia en 2015, cuando acompañada de la familia y amigos crea la AC, que sigue operando. 

Egresada de la licenciatura en Gestión y Dirección de Negocios de la Universidad Veracruzana, Kenia cuenta el porqué del nombre: “Recapacidad no existe; es una palabra que inventó mi sobrina, porque dijo lo que quieren es darle capacidad otra vez a una persona. Ella tenía 8 años”.

Con autoridades y grandes AC lograron donaciones y avances en materia de inclusión laboral. “Aunque nos debemos todavía bastante; esa fue, siempre ha sido mi mayor inquietud: el tema de la productividad en el sector de discapacidad es lo que te genera mayor satisfacción. La productividad es fundamental, para y de manera personal”.

Y en la 66 legislatura, esa sigue siendo la motivación fundamental de su trabajo. 

“Quiero trabajar para construir ese camino, que la meta sea la autosatisfacción de una persona con discapacidad o en situación de vulnerabilidad, pero ¿cómo lo logramos? Porque, de pronto, es lo difícil”.

 

Accesibilidad: la llave para todo

Con la mira puesta en ese propósito, en la agenda legislativa de la diputada Múñiz Cabrera en este momento, define, el tema es la accesibilidad en tres ámbitos: físico que implica lo arquitectónico; la comunicación, que involucra las telecomunicaciones, etcétera; y el transporte público.

“Para una persona con discapacidad, el derecho a la accesibilidad es el derecho llave; nos cierra o nos abre puertas, para transitar, en igualdad de oportunidades, a la auto realización, a la satisfacción personal y ser parte productiva de nuestro país”.

Asumiendo el techo legislativo de México -con la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, la Ley General para la Inclusión de Personas con Discapacidad y, en el caso de su estado, la ley 822 para la integración de personas con discapacidad- la parlamentaria considera que ahora  habría que trabajar en la armonización para abrir puertas aún cerradas. 

Se refiere a la accesibilidad física: “Tendremos que involucrarnos en normas oficiales mexicanas, que ya existen, pero retomarlas y crear un manual universal a nivel federal”.

Considera que también se necesita una Ley General de Accesibilidad, como punto de partida, y para lo cual hará una propuesta. 

En su experiencia en la Secretaría de Seguridad Pública en Veracruz (2019-2023), donde creó la Oficina de Inclusión Social, “trabajamos desde la perspectiva de derechos humanos, porque si no hay un respeto, una garantía, no vamos por buen camino”.

Fue una responsabilidad que le permitió colaborar en diversos protocolos de actuación de las policías para atender como víctimas o detenidos a personas con discapacidad, de comunidades indígenas o de la diversidad sexual; y en la respuesta de protección civil en situaciones de desastre. 

“Siempre les hice hincapié en el tema del derecho a la capacidad, personalidad jurídica y de acceso a la justicia. Es un tema que me apasiona muchísimo; en Veracruz, este año, ya se hizo una modificación al concepto de tutela a las personas con discapacidad”, cuenta.

Esa es, ahora, una preocupación legislativa: “que las personas tengan un acceso a la justicia en igualdad de condiciones”.

Señala que hay mucho por hacer y homologar. “Pero, primero vamos por la accesibilidad; porque si ponemos una denuncia y no hay accesibilidad física en el edificio, si no hay un intérprete de lengua de señas mexicana, ya no tenemos la oportunidad. Entonces ahí empieza la clave”.

 

Un cambio de nombre necesario

Secretaria de las comisiones de Atención a Grupos Vulnerables y de Derechos de Niñez y Adolescencia, e integrante de Educación, la diputada Kenia busca que la primera se denomine Comisión de Grupos en Situación de Vulnerabilidad.

“Es darnos cuenta de que víctimas no somos ni somos los pobres ni hay que tenernos lástima. Sí, consideración, sí, considerar y solventar las necesidades específicas de cada grupo.

“Y lejos de contar con la vulnerabilidad como algo que pertenece a la persona por ser parte de comunidades indígenas, por ejemplo, debemos comprender que las condiciones que les rodean los vuelven vulnerables. Es el poco desarrollo, la poca atención que hemos puesto para su igualdad de condiciones y de oportunidades, los pone en una situación de vulnerabilidad”, explica. 

“Por eso, la palabra vulnerable nunca me ha gustado, porque te vuelve víctima. Sí puedes ser víctima de situaciones, del contexto en determinado momento, pero no por el simple hecho de ser de determinada condición o de tener ciertas características, que nadie pide a final de cuentas; son circunstancias de vida, que suceden, o que naces en tal condición, pero que no te vuelven culpable de ser, y tienes el derecho de encontrarte en una igualdad de oportunidades”, define. 

“Vamos a ver la equidad como el camino para lograr la igualdad. Que, si tenemos voluntad, nadie nos pueda cerrar las puertas. Eso es lo que quiero dejar construido”.

 

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