Que no se agrave el Parkinson por la pandemia
Las enfermedades cerebrales ocupan el 12% de la causa de mortalidad a nivel global, dice la OMS. Ante las condiciones de la pandemia, especialistas alertan sobre un mayor deterioro de los pacientes.
1 de diciembre de 2020
Conversa
Por Ivett Rangel
El Parkinson es la segunda enfermedad neurodegenerativa más común en México, sólo después del Alzheimer, y ante la pandemia derivada por COVID-19 hay que procurar especialmente a quienes lo tienen, pues el aislamiento social y la reducción en la movilidad podría agravar su condición, así como una pausa en el tratamiento médico representa un retroceso en su calidad de vida.
En el cerebro de quienes desarrollan Parkinson se degeneran o mueren las neuronas dopaminérgicas y, al tener la dopamina reducida, les impide adaptarse fácilmente a los cambios abruptos (como los que se están viviendo por la contingencia sanitaria) y les genera más estrés.
«Entran a una espiral de la que es difícil salir sin ayuda», explica Ingrid Estrada, neuróloga especialista en Parkinson y trastornos del movimiento a propósito del Día del Neurólogo, que se conmemoró el 29 de noviembre.
«Que el distanciamiento sea social pero no afectivo, por lo que hay que mantenernos cerca del paciente vía redes sociales o plataformas como Zoom; mantener su tratamiento con telemedicina e, incluso, acercarse a nuevas redes de apoyo para mantener comunicación con neurólogos y psicólogos para el manejo del estrés causado por la incertidumbre y, si la actividad física ha disminuido, entonces hay que tener en cuenta la importancia de reactivarlos».
Porque se solía cuidar el cerebro con juegos mentales, como los sudokus, pero, detalla, hay conocimientos más certeros que no sólo hay que ejercitar al cerebro, sino todo el cuerpo.
Y al no existir cura para este tipo de condición neurológica, es indispensable mantener contacto constante con el médico para evitar complicaciones, agrega Salvador Falcón López, representante de la Red Mexicana de Asociaciones de Parkinson (RMAP), integrada por 11 organizaciones civiles en todo el país.
«Sabemos que somos más de 350 mil personas que vivimos con Parkinson en México, muchos, aún ni siquiera detectados. Por eso reconocemos la labor de los especialistas para la detección oportuna de esta enfermedad. Son ellos quienes nos incentivan a un mejor apego a nuestro tratamiento y nos abren camino hacia la rehabilitación, la actividad física y otras terapias que nos ayudan a estar mejor cada día, incluso en un contexto de pandemia y confinamiento como el actual».
El Parkinson solía diagnosticarse en personas por encima de los 60 años y, en años recientes, la media se ha registrado entre personas de 54 años. Incluso, uno de cada 10 pacientes tiene menos de 40 años, según datos de Estrada.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, las enfermedades cerebrales ocupan el 12 por ciento de la causa de mortalidad a nivel global, ya sea por un mal diagnóstico o bien por no recibir la atención especializada. Entre las principales alteraciones neurológicas destacan, además del Parkinson, el Alzheimer, la epilepsia, la depresión y la demencia.
Para prevenir el Parkinson, la especialista ofrece consejos que resultan básicos para evitar otras enfermedades: Tener hábitos alimenticios saludables (evitar las dietas inflamatorias), mantenerse activo (hacer 30 minutos de ejercicio cinco veces por semana) y dormir bien.
Para saber más:
El Parkinson es una alteración neurológica caracterizada por la pérdida prematura de algunas neuronas del cerebro encargadas de controlar la coordinación, el movimiento y el tono muscular.
De acuerdo con un informe del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía «Manuel Velasco Suárez», en México se estima que 50 de cada 100 mil habitantes podrían desarrollar Parkinson.
Hay dos tipos de síntomas que presenta esta enfermedad: no motores, que resaltan la dificultad para realizar varias tareas al mismo tiempo por falta de concentración y posible disminución del funcionamiento intelectual, así como insomnio, depresión, pérdida del olfato, estreñimiento y ansiedad. Estos, señala Ingrid Estrada, son la antesala del Parkinson y pueden presentarse hasta 25 años antes de ser diagnosticado.
Y en los síntomas motores destacan el temblor de reposo, la lentitud en los movimientos, la rigidez muscular e inestabilidad postural.
En la mayoría de los casos, entre el 60 y 80 por ciento, se desconoce la causa del Parkinson; un porcentaje mínimo tiene que ver con la genética, es decir, con los antecedentes familiares.
Uno de los tratamientos más innovadores, aprobado en 2002, es la Terapia de Estimulación Cerebral Profunda para disminuir significativamente los síntomas. «Es una técnica quirúrgica que no cura, pero que sí mejora la calidad de vida del paciente. Aún no hay cura, pero este tratamiento tiene efecto sobre las neuronas mediante estímulos eléctricos», explica Estrada.
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