Cómo abordar el impacto del bullying en infancias con discapacidad
En España, trabajan en la inclusión y la integración para prevenir el acoso.
12 de diciembre de 2023
Redacción Yo También
El bullying o acoso escolar es una problemática persistente, de difícil detección y tratamiento que se suma a los desafíos que enfrentan niñas y niños con discapacidad, por lo que resulta necesario concientizar sobre la necesidad de prevenir y gestionar su impacto emocional.
Javier Urra, psicólogo y director clínico de la organización Recurra Ginso, explicó al diario ABC que dependiendo de la naturaleza de la discapacidad, el impacto emocional del acoso escolar varía.
En niñas y niños con discapacidades intelectuales graves, el daño puede ser percibido pero no genera sufrimiento, mientras que en quienes tienen un cociente intelectual disminuido pero no tan alejado del promedio, hay un aumento significativo en el sufrimiento al no sentirse integrados.
Cuando la discapacidad es física o sensorial, el acoso escolar puede afectar gravemente el bienestar emocional, junto al desafío propio de la condición de discapacidad, señaló el medio.
Un golpe a la salud mental
“Cuando un niño con discapacidad se ve afectado por el acoso escolar, su salud mental puede resultar gravemente perjudicada. Según nuestra experiencia, el acoso en este tipo de menores puede causar aislamiento, fobia social, retraimiento, depresión, desesperanza e incluso ideación suicida, así como estrés postraumático”, dijo el especialista.
El diario indicó que en España hay más de 100 mil estudiantes de entre seis y 15 años que tienen alguna discapacidad, aunque solamente el 20.8 por ciento de ellos tiene apoyo adecuado en sus colegios.
Por ello es fundamental que se detecten las señales de alerta ante algún caso de acoso y que se refuerce la atención a niñas y niños con discapacidad, pues tienen más dificultades para afrontar y denunciar las agresiones.
“Para prevenir el acoso, las escuelas están trabajando en la integración e inclusión, con la participación de orientadores, psicólogos, profesores y tutores. La concienciación se lleva a cabo a través de conferencias y la colaboración con expertos de organizaciones como la ONCE. A pesar de estos esfuerzos, siempre habrá casos de falta de empatía, por lo que es responsabilidad de los ciudadanos, especialmente los profesores, tutelar, cuidar, anticipar y en su caso, prohibir y sancionar, estando siempre del lado de la víctima”, resaltó Urra.
Cambios bruscos de humor, arranques de ira sin causa justificada, muestras de agresividad en relaciones familiares, tendencia al aislamiento, baja motivación para realizar actividades que antes se disfrutaban o bajo rendimiento son algunas de las señales que podrían observarse en víctimas de algún tipo de acoso, añadió el reporte.
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