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Tiempo de mujeres… ¿con discapacidad?

Está de moda decir que es tiempo de mujeres, pero es necesario que todas las intersecciones vulnerables lo hagan para que la frase no sea sólo demagogia.

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15 de diciembre de 2023

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María Elena Esparza Guevara

Pertenecer al mundo de la política no ha sido una batalla fácil para las mujeres. Que apenas en 1960 jurara por primera vez una mujer como presidenta en el mundo y que en México fuera hasta 1977 que una mujer participara en la política del país dice mucho. Aún en 2023, las mujeres siguen representando a una pequeña minoría de representantes electos y tomadores de decisiones políticas en el mundo. 

Algunos datos globales reveladores: únicamente el 26.5 por ciento de las personas parlamentarias son mujeres y tan solo 26 de los 193 estados del orbe tienen al frente a una presidenta o primera ministra, de acuerdo con ONU Mujeres. Y de ellas, ninguna vive con discapacidad. Este grupo vulnerable de mujeres suele ser excluido y carece de voz en la toma de decisiones que afectan tanto sus vidas personales como profesionales.

En el primer semestre de 2023, el Banco Mundial contabilizó mil 300 millones de personas con discapacidad, lo que equivale a una de cada seis personas en el mundo o 16 por ciento de la población mundial, un número lo suficientemente significativo como para tener mayor representación en cualquier ámbito: social, político, cultural, etc. 

En cuanto a México se refiere, de acuerdo con el Censo de Población y Vivienda 2020, hay 20 millones 838 mil 108 personas que viven con discapacidad, alguna limitación o algún “problema o condición mental”, lo cual representa el 16.5 por ciento de la población del país. De ellas 53 por ciento son mujeres y 47 por ciento hombres.

En el ámbito laboral, según la Organización Mundial de la Salud, la tasa de empleo a nivel mundial para mujeres con discapacidad es del 20 por ciento, en comparación con el 30 por ciento de mujeres sin discapacidad. Según el Informe de la ONU sobre Discapacidad y Desarrollo, los limitados datos disponibles muestran una participación y representación “extremadamente bajas” de las mujeres con discapacidad en los roles de liderazgo político.

Sin embargo, sí existen algunos nombres reconocidos de mujeres con discapacidad que han sido lideresas políticas, como Helle Torning-Scmidt, exprimera ministra (2011-2015) de Dinamarca, con discapacidad auditiva, y Ann Begg, primera persona en silla de ruedas en ser integrante del Parlamento por Aberdeen South, Reino Unido (1997-2015), una mujer que trabajó activamente en la defensa de los derechos de las personas con discapacidad y en la promoción de la accesibilidad. Estos son dos de los pocos ejemplos rastreables.

Ahora que está tan de moda decir que es tiempo de mujeres, quienes participamos en la vida política o en el activismo social estamos convocadas a desagregar y desdoblar esa consigna. Porque las mujeres, obviamente, no somos un grupo homogéneo y porque no integrar a todas en sus intersecciones de vulnerabilidad vuelve a la frase solo demagogia. 

Incluir a las mujeres con discapacidad no sólo en espacios de decisión política, sino como parte de la población prioritaria en el diseño de programas de gobierno es un paso fundamental que habremos de exigir desde la sociedad civil de cara al proceso electoral del próximo año. Hasta que sea tiempo de mujeres, también, con discapacidad.

*La autora fundó y preside Ola Violeta A.C. Es Doctoranda en Historia del Pensamiento por la UP, Maestra en Desarrollo Humano por la Ibero y egresada del Programa de Liderazgo de Mujeres en la Universidad de Oxford, Inglaterra.

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