Todo lo que, gracias a una mujer llamada Selene, deberá cambiar en México
Aunque la secretaría de Gobernación aún no dice nada, lo que litigó esta joven mujer con discapacidad intelectual está llamado a cambiar el derecho a la educación superior de personas con discapacidad en el país.
25 de enero de 2024
Katia D'Artigues
Hace 10 años una mujer joven con discapacidad intelectual quiso entrar a estudiar al Centro Morelense de las Artes. Su objetivo, como muchas otras personas de su edad, era seguir estudiando y, al lograr una licenciatura, poder optar por un trabajo mejor pagado.
Cumplía con todos los requisitos. Hizo su examen de admisión y no fue aceptada. Argumentó que necesitaba, como es su derecho desde hace 16 años que México firmó y ratificó la más reciente Convención de Derechos Humanos del mundo, ajustes razonables para las entrevistas y talleres.
El entonces rector de esa universidad abiertamente la discriminó al decir que no había presupuesto para ello y que además sus planes de estudio no estaban diseñados para personas con discapacidad intelectual.
Su hermana, Daniela, es abogada y sabe de los derechos de Selene. De los derechos que tienen todas las personas con discapacidad a la educación. Decidió pelear con y junto a ella.
Presentaron un primer amparo que fue negado, insistieron ante un tribunal colegiado que también les dijo que no. Pidieron la atracción de la Suprema Corte de Justicia y la respuesta no fue favorable.
Dado que se acabaron las instancias nacionales, apelaron al Comité de personas con discapacidad en Ginebra.
El resultado es muy importante no sólo para Selene sino para todas las personas con discapacidad de México. Aunque el fallo tardó 10 años, en 2023 notificaron a nuestro país que Selene tiene razón. Que ese Centro en Morelos debió de haber hecho esos ajustes razonables porque ella tiene derecho a la educación superior.
El dictamen de este Comité hacia México como país (el 70/2019 que hizo llegar de manera formal el 27 de abril de 2023), independientemente de quién y de qué color nos gobierne, es muy claro: a Selene deben pedirle una disculpa pública, deben pagar la inversión que han hecho en litigio y -ojo- deben hacer una serie de medidas de no repetición en el ¡Sistema Educativo Nacional!
Es decir: México debe decir cómo se asegurará de que no haya más personas como Selene discriminadas de su derecho a la educación inclusiva en universidades. Es importantísimo.
Desde que supe que la ONU había emitido este dictamen, lo he citado muchas veces sobre todo en pláticas a las cada día más Universidades (como la Iberoamericana) que están dando pasos para ser cada día más incluyentes.
Por cierto, esta semana tenemos el debut como colaboradora de Inés Pintado, quien justo estudió en la Ibero y habla del derecho a la educación en ¿Las personas con discapacidad tenemos oportunidades para estudiar?. Deseo que Inés tenga “buena mano”, que se vuelva una colaboradora frecuente y que abra más espacios en Yo También para personas con discapacidad intelectual.
El derecho a la educación de las personas con discapacidad no es una concesión, no es por favor. Es algo que llegó para quedarse y en lo que tenemos que trabajar mucho como país.
Es apenas el segundo dictamen internacional que llega al país por violaciones a derechos humanos de personas con discapacidad que agotaron las instancias nacionales.
El primero fue el de Arturo Medina Vela, un joven con discapacidad intelectual y psicosocial quien estuvo preso y no lo dejaron defenderse. De eso escribí en “La justa revolución que logró Arturo Medina Vela” justo en el día en que le ofrecieron la disculpa pública.
Esta semana publicamos una nota sobre cómo va el caso: Ni disculpa ni indemnización, México ‘frena’ justicia para Selene.
También le pedimos a Adalberto Méndez, experto en temas de derechos humanos y en particular de derechos de personas con discapacidad, que escribiera del tema. Lo hizo en una columna buenísima que titulamos El caso Selene: la evidencia de la severa crisis en el derecho a la educación de las personas con discapacidad.
La publicación del caso de Selene y cómo va (en resumen entrampado, la secretaría de Gobernación se está haciendo pato) buscamos hacerla en esta semana porque justo el miércoles fue el Día Internacional de la Educación.
El más reciente documento, del 24 de octubre de 2023, de cinco cuartillas, donde el Estado mexicano informó de los “avances” del caso, no dice nada en realidad. Me lo compartió la misma Daniela. Sobre todo está muy endeble todo el tema de lo que tiene que hacer el estado para garantizar las medidas de no repetición es muy pobre:
“Se ha requerido información a diversas autoridades como la secretaría del bienestar, el Centro Morelense de las Artes, La unidad de Enlace Legislativo de la Segob y la secretaría de Educación del estado de Morelos, con el propósito de conocer las acciones que se están realizando…”.
Parece que en realidad no hay nada, cuando deberíamos estar hablando de cómo se va a promover, en todo el territorio nacional que se honre nuestra Constitución, La Ley General de Educación que habla de que el sistema educativo será “inclusivo” y también el presupuesto y las acciones que hay que destinar para que esto no quede en solo un enunciado.
Aprovechamos para hacer un corte de caja del tema con respecto a esta administración. No son buenas noticias: el 54.2 por ciento de los niños, niñas y adolescentes con discapacidad que deberían estar en la escuela NO ESTÁN inscritos. Nos faltan 849 mil 877 al menos.
Sobre las personas con discapacidad que estudian tampoco tenemos muchos datos. El mismo Quinto Informe de la SEP a la hora de hablar de las pcd que estudian y qué condición tienen tiene a siete de cada 10 de ellas con alguna condición que no precisan, al menos.
Hay datos desagregados de personas sordas y con hipoacusia; de personas con baja visión y ciegas… pero no sabemos qué tienen (y por lo tanto qué apoyos necesitan) la enorme mayoría. Nada menos que casi medio millón de personas con discapacidad que estudian.
Siguen las malas. Sólo 3.4 de cada 10 escuelas tienen instalaciones adaptadas para ellos. Y para este ciclo escolar que comenzó en septiembre NO hay datos de cuántos libros de texto gratuitos se han entregado. Libros de texto que históricamente también sólo tienen adaptaciones, por cierto, para personas con discapacidad visual: braille y macrotipos. Bueno, ni esos.
El mundo de la educación especial y los materiales adaptados es pequeño. No puedo decir mis fuentes, pero estos libros aún no existen. No han sido ni hechos, estaban en “maquetado”.
Vuelvo a Selene.
Apenas este pasado 15 de enero hubo otra reunión en Gobernación y no llegaron a nada, en esta secretaría que encabeza Luisa María Alcalde y que atiende todo los temas de derechos humanos no nos quisieron decir (o no supieron) cuáles son los avances del caso.
Selene quiere que la disculpa que le ofrecerá el Estado sea justo en el Centro Morelense de las Artes que la discriminó. Ahora ella estudia y está por terminar la misma licenciatura que pudo haber empezado hace 10 años en la Universidad Autónoma de Morelos.
Estoy segura de que su caso tiene que marcar un antes y un después en la educación de este país. Hay que darle seguimiento para que así sea. En Yo También no planeamos soltar el tema.
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