Santiago: el joven con autismo al que la SEP no dejó estudiar
La SEP se negó a hacer un ajuste razonable al permitir que, aunque ya tenga 15 años, estudie la secundaria en una escuela regular. Para colmo la Comisión Nacional de Derechos Humanos dejó ‘en visto’ a la familia
19 de septiembre de 2024
Katia D'Artigues
Esta semana hay muchas notas de actualidad, como el aviso que dio el gobierno de Jalisco a las personas con discapacidad de que su pensión se reduciría a 38 pesos (no es broma, ya se prepara una manifestación); Malú Micher presentó (algo que llevamos años esperando) una iniciativa para, ahora sí, ver cómo hacemos realidad el derecho al cuidado, habrá que revisarla con lupa; este viernes 20 de septiembre es el último día para mandar sus candidatas a nuestro anti concurso “La Peor Rampa de México”, pero no quiero escribir de nada de eso, sino de un joven de 15 años llamado Santiago.
Su historia se las contamos hace justo un mes en Yo También en la nota que hizo Víctor Méndez: Santiago vive con autismo y quiere estudiar; encuentra obstáculos con la SEP. ¿Qué ha pasado con el caso?
Primero un resumen apretado de la cadena de injusticias que vive Santiago, quien vive con autismo no verbal, y su familia. Tras mucho trabajo, básicamente de la familia porque sabemos que nuestro sistema educativo tiene, digamos muy amablemente, muchas áreas de oportunidad para atender a alumnos con discapacidades o también cualquier característica que no sea tan común, él terminó la primaria.
Ahora que el ciclo escolar pasado debía pasar a secundaria para continuar con sus estudios, se presentaron una serie de barreras francamente ridículas e indignantes que lo dejaron fuera de la escuela.
Una de ellas es que la Secretaría de Educación Pública, SEP (que ahora tomará Mario Delgado con la administración de Claudia Sheinbaum que está por iniciar) argumentó que como Santiago ya había cumplido 15 años no podía entrar a secundaria más que en un sistema no escolarizado. Telesecundaria o INEA eran sus opciones. Ninguno de los dos sistemas cumple con lo que necesita el joven, que utiliza un sistema de tablero para comunicarse.
Esto hizo que la escuela, el Colegio Téifaros, donde había estudiado muchos años con el apoyo de sus papás que pagaban todo lo necesario para que lo hiciera, incluyendo una maestra asistente y especializada, se lavaran las manos: ya no podían recibirlo. Yo no lo sé de cierto, pero supongo, como dice Jaime Sabines que también no les cayó mal. Las escuelas, lo sabemos, salvo algunas excepciones, como no están preparadas y no se les obliga a prepararse, como los maestros y maestras no están capacitados para recibir alumnos con discapacidad, sufren la inclusión.
Qué importa que en su página web diga: “El Colegio Téifaros es una institución perteneciente al Top 100 de mejores colegios de la República Mexicana, además, cuenta con el reconocimiento “Socio Platino” otorgado por la universidad de Cambridge en Inglaterra. Contamos con niveles desde preescolar hasta secundaria. Nuestra formación es humanista”
¿Humanista? Qué fácil es escribirlo.
Es decir: Santiago se quedó sin escuela. Me muero de coraje y de indignación porque para esta familia no fue sencillo remar a contracorriente para lograr que su hijo tenga derecho a la educación. Derecho, eh, no ‘favorcitos’.
Me da ira que la SEP no haga, como debería, hacer una excepción, un ajuste razonable al que están obligados por este caso en particular. Me da rabia que la Comisión Nacional de Derechos Humanos (“la defensoría del pueblo”) no haya intervenido como dijo porque los padres de SAntiago, Martha y Michell, sí interpusieron una queja por la clara violación a sus derechos humanos.
Todo me enfurece porque no tiene sentido alguno.
Le escribí a Michell Ruiz para preguntarle en qué va todo, si pasó algo tras que escribirnos del caso de Santiago. La respuesta es no. Nadie. Nada.
Por lo pronto, y con todo el apoyo que puede darle una familia que tiene recursos, lo que están haciendo es escuela en casa, homeschooling, como pueden. También buscando alternativas de socialización para él porque la escuela no es solo estudio también es convivencia con tus pares y eso es igualmente importante.
“Por parte de la Comisión Nacional de Derechos Humanos ya ni siquiera nos dieron seguimiento”, dice Michell en un audio. “Una licenciada que había tomado el caso y aparentemente al principio nos había dado mucho apoyo, desapareció… Le hablamos al teléfono tanto de la Comisión como el que nos había dado de ella”.
Contrataron un maestro de apoyo que lo preparará para presentar el examen del INEA, luego contratarán otros tutores para regularizarlo. Igual para el próximo ciclo escolar podrá estudiar.
“También está con una magnífica terapeuta que se especializa en personas con discapacidad, trabajando el duelo y las pérdidas que han sido muy rápidas y muchas”, dice su padre. No es para menos.
¿Cómo es posible que dejen a un joven sin estudiar así nomás? ¿En serio no hay un criterio diferenciado en la SEP, Mario Delgado? ¿Qué va a pasar el próximo sexenio con respecto a este tema y muchos más, en todas las áreas de gobierno, que involucran a personas con discapacidad? A 10 días de que tome posesión como la primera presidenta de México, Claudia Sheinbaum no ha anunciado, siquiera, esa “entidad administrativa” que trataría todo el tema de personas con discapacidad.
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