¿Por qué Beethoven era una persona sorda? Un mechón de cabello podría explicarlo
Gracias a un grupo de científicos y varios mechones de cabello adquiridos en subasta, ahora hay un poco de luz sobre la discapacidad del famoso compositor.
13 de junio de 2024
Redacción Yo También
Son las 7 de la noche del 7 de mayo de 1824 en el Theater am Kärntnertor de Viena, donde está por comenzar el estreno mundial de la Novena Sinfonía, compuesta y dirigida en esa ocasión por el legendario Ludwig van Beethoven.
Al comienzo del segundo movimiento, el público aplaudió y vitoreó al compositor quien, debido a que era sordo, era ajeno a la ovación de los mil 800 asistentes hasta que un solista le tomó el rostro para que volteara a ver la escena.
“Era una humillación más para un compositor a quien le mortificaba su discapacidad auditiva desde que empezó a perder el oído a los veinte años. Pero, ¿por qué se había quedado sordo? ¿Y por qué sufría calambres abdominales, flatulencias y diarrea?”, cuestionó un artículo del New York Times.
Cuando hace algunos años los análisis de ADN habían avanzado tanto que permitían realizar exámenes a mechones de pelo, un grupo de investigadores se dio a la tarea de buscar este tipo de material corporal de Beethoven en subastas y museos.
William Meredith, director fundador del Centro Ira F. Brilliant de Estudios Beethoven de la Universidad Estatal de San José, junto a su equipo, encontraron cinco muestras que, de acuerdo con análisis de ADN, pertenecieron al compositor.
“Kevin Brown, un empresario australiano apasionado de Beethoven, era propietario de tres de los mechones y quería cumplir la petición que el célebre compositor hizo en 1802 cuando dijo que, luego de su muerte, quería que los médicos trataran de averiguar por qué había estado tan enfermo”, siguió el diario.
Brown envió dos mechones a un laboratorio especializado de la Clínica Mayo con el objetivo de determinar si había restos de metales pesados en el cabello del compositor.
Paul Janetto, director del laboratorio, describió sus hallazgos como asombrosos y es que uno de los mechones del pelo de Beethoven tenía 248 microgramos de plomo por gramo de pelo, mientras que en el otro la concentración fue de 380 microgramos.
El nivel de plomo normal es de menos de cuatro microgramos por gramo de pelo.
“Definitivamente, Beethoven estuvo expuesto a altas concentraciones de plomo. Estos son los valores más altos en cabello que he visto nunca. Recibimos muestras de todo el mundo y estos valores son de una magnitud superior”, apuntó Jannetto.
Además, el cabello de Beethoven tenía niveles de arsénico 13 veces superiores a lo normal y niveles de mercurio 4 veces más altos.
Para Janetto, las altas concentraciones de plomo podrían explicar muchas de las dolencias del compositor.
Janetto, Brown y Meredith, junto a otros investigadores, publicaron una carta en la revista Clinical Chemistry en la que describen sus hallazgos:
“El análisis actualiza un informe del año pasado, cuando el mismo equipo afirmó que Beethoven no había sufrido envenenamiento por plomo. Ahora, gracias a pruebas exhaustivas, aseguran que tenía suficiente plomo en su organismo para, como mínimo, explicar su pérdida de audición y sus otras enfermedades”, explicó la nota.
Para David Eaton, toxicólogo y profesor emérito de la Universidad de Washington, los problemas gastrointestinales de Beethoven son consistentes con el envenenamiento por plomo, que además afecta al sistema nervioso y podría haber sido la causa de la pérdida de la audición.
No existe evidencia de que el envenenamiento fuera deliberado y expertos en historia como Jerome Nriagu de la Universidad de Michigan, recuerda que durante el siglo XIX en Europa se usaba el plomo para vinos, alimentos, medicamentos y ungüentos.
“Una fuente probable de los altos niveles de plomo de Beethoven era el vino barato. El plomo, en forma de acetato de plomo, también llamado ‘azúcar de plomo’, tiene un sabor dulce. En la época de Beethoven se solía añadir al vino de mala calidad para que supiera mejor”, continuó el medio.
Beethoven era un gran bebedor de vino y llegó a consumir más de una botella al día.
Incluso, de acuerdo con Meredith, antes de su muerte en 1827 a los 56 años, sus amigos le daban vino a cucharadas.
Las dolencias del compositor le llevaron a innumerables médicos y tratamientos, llegó un momento, según el diario, en el que tomaba 75 medicamentos, probablemente muchos de ellos también con plomo.
Así es como ahora, a 167 años de su muerte, puede explicarse un poco de las condiciones con las que vivía el famoso compositor y la razón por la que adquirió una discapacidad.
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