“Esto no es vivir”: La falta de accesibilidad y espacios adaptados hacen la vida difícil a personas con discapacidad en República Dominicana
Tareas como viajar en transporte público se vuelven sumamente difíciles para las personas con discapacidad visual en República Dominicana ante la falta de accesibilidad y el nulo diseño pensado en la comunidad.
25 de marzo de 2024
Redacción Yo También
Salir de casa es una auténtica odisea para personas con discapacidad visual de República Dominicana, donde la señalización y accesibilidad en calles y medios de transporte transforman el entorno urbano hasta hacerlo hostil para esta población.
“Esto es sobrevivir, no es vivir”, sentenció Scott Feliz, quien fue perdiendo gradualmente la visión hasta quedar completamente ciego hace cuatro años.
Un reportaje de la Agencia EFE publicado por Yahoo Noticias mostró cómo la movilidad es todo un reto lleno de barreras arquitectónicas, pero también con obstáculos como puestos de comida basura, agujeros y alcantarillas sin tapa que obligan a las personas con discapacidad visual a arriesgarse.
“Aunque lo peor es caerse en un hoyo. Todas las personas ciegas de República Dominicana se han caído por lo menos cinco veces en uno”, señala Scott con humor y basado en su experiencia.
A estas dificultades se suma la ausencia de señalizaciones y la estridencia de la urbe, lo que desorienta todavía más a las personas ciegas.
Un solo dato ejemplifica la carencia de infraestructura inclusiva: en todo el país hay solamente dos semáforos inteligentes con señales acústicas, uno en Santo Domingo y otro en Santiago. Sorteadas las dificultades de las calles, el transporte público implica más obstáculos.
“Cuando nos toca abordar los camiones públicos y los carros, estamos desubicados porque no tienen ninguna orientación para uno saber hacia dónde va, no tienen ningún sonido que te indique dónde se están deteniendo para saber dónde vas a bajar”, dijo Libel Jiménez.
El Metro de Santo Domingo es ahora el transporte que brinda más facilidades para personas ciegas, tanto por la ayuda que brinda el personal como por las líneas de desplazamiento que existen en las estaciones.
“Para Albalina Jiménez llegar al metro supone un alivio tras la tensión de caminar entre el caos de la ciudad para ir al trabajo o la universidad. Pero cuando hay aglomeraciones, al resto de usuarios parece sobrevenirles una ceguera repentina. No la ven. No existe una educación cívica en ese sentido”, detalló EFE.
De lado de los apoyos estatales, el panorama no es mejor. Para recibir una ayuda estatal se puede acceder a una pensión solidaria, aunque ello supone que la persona beneficiaria esté incapacitada, algo que va en contra del proyecto de Scott, que aspira a trabajar y ser una persona independiente.
En lo que se refiere a la formación para las personas ciegas (como aprender braille o a usar el bastón), se trata de conocimientos que solamente se reciben en asociaciones y fundaciones, pero no en el ámbito público.
“Aunque la Ley sobre discapacidad en República Dominicana ampara y garantiza la igualdad de derechos y oportunidades, no se aplica de forma efectiva, según Isabel Benedé, miembro fundadora y vicepresidenta de Red LUNA de Mujeres Dominicanas con Discapacidad Visual”, concluyó el reporte.
En la actualidad no hay ni siquiera cifras oficiales sobre el número de personas con discapacidad visual en el país.
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