Desmitificando la vivencia sexual en las personas con discapacidad
Dejar atrás prejuicios sobre la sexualidad en la discapacidad es fundamental para comprender que todas las personas, con discapacidad y sin ella, tienen derecho al placer.
29 de septiembre de 2023
Alexa Castillo-Nájera Zaliv
En un mundo cada vez más consciente de la diversidad y la importancia de la inclusión, es esencial abordar los derechos sexuales en todas sus manifestaciones y potencialidades, especialmente en el contexto de personas con diversidad funcional y neurodiversidades a las que categóricamente se les ha invisibilizado su derecho al placer, a desear y a ser deseables.
La sexualidad es un componente fundamental de la experiencia humana que no se limita al hecho sexual (sexuación -sexo, género e identidad-, sexualidades -vínculos afectivos, orientaciones sexuales, expresiones y reproductividad-, y erótica -los deseos, prácticas, fantasías, etc.-) sino que aborda la vivencia desde que se es persona; como tal, debe ser celebrada y respetada en todas sus expresiones.
Cómo parte de los objetivos del “Congreso Internacional de Sexualidad en la Discapacidad, Realidades y Desafíos” que se realizará en octubre (18, 19 y 20) en las instalaciones del Instituto de las Personas con Discapacidad, In-Discapacidad CDMX, se difundirá información desde y para la diversidad.
Acompáñanos a desmantelar algunos mitos comunes para promover una visión más inclusiva y comprensiva de la sexualidad de las personas en situación de discapacidad.
Mito 1: Las personas con diversidad funcional o neurodiversidades no experimentan deseo sexual.
La verdad es que el deseo sexual es una parte natural de la vida de todas las personas, independientemente de su diversidad funcional o neurodiversidad. Por ejemplo, una persona con parálisis cerebral puede sentir atracción sexual y deseo de explorar su placer íntimo, así como vivir una experiencia completa de la respuesta sexual humana en pareja y/o en solitario. Es la sociedad quien infantiliza, asexualiza y no brinda apoyos.
Mito 2: Las personas con diversidad funcional o neurodiversidades no pueden participar en actividades sexuales satisfactorias.
En realidad, las prácticas sexuales pueden adaptarse y personalizarse para satisfacer las necesidades individuales de cada persona. Con apoyos adecuados, información y comunicación abierta, una persona con diversidad funcional puede experimentar deseo, placer y orgasmos en sus encuentros sexuales.Por ejemplo, una persona con movilidad limitada puede explorar con ayudas técnicas como cojines, cuñas y/o columpios, diversas posiciones que le brinden comodidad y excitación, así como tener practicas BDSM (Bondage; Disciplina y Dominación; Sumisión y Sadismo; y Masoquismo) y practicar sexo en grupo. Es lo estrecho de la mirada lo que les aleja del imaginario erótico.
Mito 3: Las personas con diversidad funcional o neurodiversidades no pueden alcanzar el orgasmo.
Este mito es infundado y generalizado. Las personas con diversidad funcional y neurodiversidades pueden ser capaces de experimentar orgasmos de manera plena y satisfactoria. La clave es entender sus respuestas corporales particulares y comunicar sus mapas eróticos, comenzando por la autoexploración.Por ejemplo, una persona con una neurodiversidad como el síndrome de Asperger puede descubrir cómo alcanzar el orgasmo a través de la autoerótica y la comunicación con su pareja. Es lo lineal de la respuesta sexual humana lo que limita la experiencia erótica.
Mito 4: La sexualidad de las personas con diversidad funcional o neurodiversidades debe ser tratada como un tema delicado y privado.
En realidad, hablar abiertamente sobre la sexualidad es esencial para empoderar a las personas con diversidad funcional y neurodiversidades. La educación sexual integral y la información permiten tomar decisiones informadas y ejercer su derecho a la autonomía y autodeterminación sexual.Por ejemplo, proporcionar materiales educativos en formatos accesibles sobre la sexualidad puede ayudar a desmitificar conceptos erróneos y brindar orientación confiable. Es la sociedad la que no comprende y/o le tema a la vivencia sexual y prefiere negarla: Lo que no se nombra no existe.
Mito 5: Las personas con diversidad funcional o neurodiversidades sólo pueden tener relaciones íntimas con personas en situaciones similares.
Este mito carece de fundamento. Las relaciones íntimas pueden formarse entre personas con diversas experiencias y condiciones. Lo esencial es el consentimiento y el consenso, la comunicación abierta, el respeto mutuo y la disposición para adaptarse a las necesidades individuales.Por ejemplo, una persona con diversidad funcional puede disfrutar de una relación íntima y placentera con alguien que no se enfrenta a alguna situación de discapacidad, siempre que exista comprensión, buen trato y cooperación en ambos lados. Es la sociedad la que juzga a quien es diverso y limita los deseos de las personas deseables y deseantes.
En última instancia, la aceptación y el respeto hacia la diversidad en la sexualidad son cruciales para construir una sociedad inclusiva. Como sexóloga especializada en diversidad e inclusión, mi objetivo es fomentar un diálogo abierto y sin prejuicios, donde cada persona pueda explorar y disfrutar de su placer sexual de manera auténtica y plena, sin limitaciones ni estigmas.
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*Alexa Castillo-Nájera Zaliv es periodista especializada en salud y bienestar. Psicoterapeuta y sexóloga humanista, especialista en diversidad e inclusión.
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