‘Ecoansiedad’ y falta de sueño: cómo el calor perjudica la salud mental

México atraviesa una onda de calor que, al menos en la Ciudad de México, ha traído temperaturas récord. La primavera atraviesa su primer mes y todavía nos depara altas temperaturas y, aunque se esperan lluvias, sólo serán un paréntesis para el calor. Aunque es bien sabido que debemos cuidarnos del Sol para evitar daños en el cuerpo, los estragos en la salud mental no son tan difundidos.

Y es que el sentimiento de ansiedad, enojo o hasta depresión cuando el calor está en su máxima expresión no son sólo ideas, explica The New York Times. De acuerdo con expertos, mientras las olas de calor se han vuelto más fuertes y extensas, también se ha visto una afectación mayor a la salud mental de las personas.

“En realidad, se ha reconocido el impacto apenas en los últimos cinco años”, afirmó Joshua Wortzel, presidente del comité sobre cambio climático y salud mental de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría, comité que se creó hace sólo dos años. “Nuestra comprensión de la biología básica de por qué existe esta relación aún está en pañales”.

Los investigadores hallaron que el aumento de las temperaturas también trae consigo un aumento de suicidios, pero igualmente de delitos violentos, agresiones, visitas al área de emergencias, así como hospitalizaciones por condiciones mentales y un mayor número de muertes en personas con esquizofrenia, demencia, psicosis y consumo de drogas.

Sueño y descanso interrumpidos, factor clave

¿Pero cuál es la relación entre el aumento de la temperatura y el deterioro de la salud mental? Según los expertos, la interrupción del sueño es una de las principales causas. Un descanso cómodo y óptimo ocurre cuando la temperatura está debajo de los 20°C, por lo que en las noches más cálidas, las personas se duermen más tarde, se despiertan más temprano y tienen intervalos en los que se despiertan a lo largo de la noche, empeorando su sueño.

Si esto se alarga por más de una noche, como sucede cuando atacan las ondas de calor, puede complicar enfermedades crónicas como la diabetes y las cardiopatías, pero también influir de manera negativa en condiciones psiquiátricas y agravar el riesgo de suicidio, perjudicar la memoria, el estado de ánimo y la función cognitiva. 

También, al verse afectada la función cardiaca, o el pulso, “es posible que aumente la ansiedad”, explicó Asim Shah, psiquiatra del Baylor College of Medicine de Houston, quien observó un aumento en los latidos del corazón en todos los pacientes durante los meses de calor. 

La serotonina, la llamada hormona de la felicidad, también influye en todo este proceso. El aumento de la luz solar y el calor eleva los niveles en el cuerpo y provoca cambios de humor, llevándonos incluso a la agresividad e irritabilidad. 

Los efectos secundarios de la medicina 

Pero además está el factor químico: muchos medicamentos, desde antibióticos hasta antidepresivos alteran la capacidad del cuerpo para regular la temperatura corporal. Y algunos recetados para la esquizofrenia, la depresión o el trastorno bipolar afectan directamente la capacidad del organismo para sudar y enfriarse. De hecho, el calor extremo y la sudoración hacen que los niveles de litio en el organismo se concentren hasta niveles tóxicos y provoquen problemas mentales graves e incluso la muerte.

“Tenemos que preparar a nuestros pacientes que toman estos medicamentos que reaccionan a la luz solar”, añadió Shah. “Los médicos también deben ser más conscientes”.

Otros medicamentos suprimen la sed y pueden provocar niveles de deshidratación peligrosos. El alcohol, la cafeína y algunos medicamentos que aumentan la producción de orina también provocan deshidratación, problemas mentales y confusión.

Lidiando con la ‘ecoansiedad’

Pero por si esto fuera poco, el calor y en general el extremo cambio climático que se vive en la actualidad provocan lo que científicos han bautizado como ‘angustia climática’, o ‘ecoansiedad’. Una serie de sentimientos relacionados con la situación actual del planeta y que van desde la ansiedad, terror, tristeza, vergüenza o culpa. “La gente se siente muy abrumada y preocupada por esto”, señala Robert Bright, psiquiatra de la Clínica Mayo.

La ‘ecoansiedad’ es difícil de atender como se hace con otras condiciones debido a que “la amenaza es real, no es sólo una cuestión de percepción”, explica Britt Wray, directora del programa sobre cambio climático y salud mental de la Universidad de Stanford, por lo que la terapia, medicamentos y otras estrategias no resultan tan útiles. 

En general, expertos hacen un llamado a gobiernos locales para ayudar a las personas a sentirse menos vulnerables ante los periodos de días calurosos. Piden proporcionar información efectiva y poner al alcance lugares con aire acondicionado donde puedan acudir a refrescarse, pero también tomar medidas que disminuyan el impacto ambiental-

“Gente en Phoenix, Arizona, ha muerto simplemente por caer al pavimento y sufrir quemaduras de tercer grado”, señaló. “Ese es el tipo de cosas de las que están hechas las pesadillas”.

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