Logotipo de Yo También
Manuel RuizManuel Ruiz

“Para el IMSS mi hijo nunca fue una urgencia médica”: madre denuncia que por negligencia médica su hijo está grave

Manuel Ruiz vive con parálisis cerebral y llegó a urgencias desde el 13 de octubre por inflamación en el estómago. Pasaron casi dos semanas para que pudiera entrar a quirófano. Ahora se encuentra en terapia intensiva y lucha por su vida.

Ícono de calendario

26 de octubre de 2023

Ícono de autor

Norma Valenzuela Zepeda

Quiero platicarles y que sepan una más de nuestro ilustre IMSS.

Mi Manuel de repente se empezó a inflamar de su estómago. Como yo no veía mejoría, lo llevé a urgencias el viernes 13 de octubre para que lo checaran en el Hospital de Ginecopediatría en Hermosillo, Sonora. Llegamos a urgencias y luego lo atendieron, le hicieron examen de orina, rayos X, laboratorios y un ultrasonido.

Cuando pregunté qué se veía en el ultrasonido, sólo me dijeron que popó acumulada y gases. “Veo algo aquí hecho bola, pero no sé qué es porque con el ultrasonido no se nota muy bien, esto lo tiene que hacer el cirujano, él tiene que valorar”, me respondieron.

El cirujano nunca llegó a explorar a Manuel, la pediatra sólo dijo: “Ya vio el cirujano el ultrasonido y dijo que pusiéramos la gastro a derivación para que se le soltara el líquido y todo el gas que trajera acumulado”

Ni con los dos enemas Manuel hizo del baño. Nos dieron de alta a las 2:30 de la tarde; o sea junto con ellos salimos del hospital. La doctora le dio unas gotas que yo compré en una farmacia para que se las diera, me dijo que le iba a ir muy bien. Yo nunca le vi mejoría a mi hijo en el estómago

El lunes por la tarde lo llevé con su pediatra, que ya lo conoce, y de urgencia me mandó hacer una radiografía. “Esto que Manuel trae no es de consulta, te tienes que ir de urgencia al hospital porque trae una oclusión intestinal”

Me mandaba a la Clínica del Noroeste en Hermosillo a hospitalizarme. No hay dinero para eso y me lo llevé al Hospital de Ginecopediatría de nuevo, con la hoja que me dio el doctor con la cual me había mandado a ingresar. Yo llegué con las radiografías recientes, lo ingresaron, le volvieron a poner otro enema y Manuel hizo lo que tenía en el ducto intestinal, casi nada

Como no vieron mejoría nos ingresaron a hospitalización el lunes 16 de octubre, el martes por la mañana llega la visita de los médicos y la doctora ve que el caso no es nada bueno y dice que lo tiene que valorar el cirujano. Y en la mañana el cirujano nunca llegó. 

Llegó el pediatra de la tarde y dijo “no es de cirugía, esto lo vamos a arreglar con puros enemas”. Yo ya le había comentado que Manuel no había hecho del baño y, aun así, no hubo cirujano por su decisión.

Yo ya había hablado con el Jefe de Pediatría y el miércoles fue a valorarlo. Él es cirujano pediatra y me dijo que le pondrían un catéter central porque ya lo habían ‘picoteado’ mucho en las venas para ponerle suero. Además dijo que en ese mismo momento harían la cirugía para explorar su estómago.

Cuando entra el quirófano, el cirujano me dice que no haría la cirugía de estómago, que por lo pronto le va a hacer el catéter.

Manuel salió el jueves de quirófano y nos fuimos de nuevo a piso. El viernes regresó el cirujano porque sigue sin haber mejoría y el pediatra insiste mucho en que lo vuelva a valorar. Cuando lo vio, sólo dijo: “mientras no eche líquido verde o le dé temperatura, no pasa nada”.

En el transcurso de la mañana, Manuel empieza con temperatura y le empieza a salir por la sonda el líquido verde. Por la tarde, lo revisa otro cirujano que no lo había visto en ningún momento porque a él no le habían mandado llamar y nos dijo que Manuel tenía el intestino doblado y era necesario operarlo

Lo alistaron y esperamos… y esperamos… y esperamos.

Alrededor de las 6:30 pm regresa el cirujano y nos dice que no hubo lugar para nosotros en el quirófano porque había otra cirugía. “Mañana yo le voy a comentar al cirujano del fin de semana para que lo opere”.

El sábado nunca fue otro cirujano a valorar, Manuel ya tenía temperatura y estaba arrojando más líquido de lo normal por su sonda gástrica. 

Como no veía claridad, el domingo bajé con el subdirector médico del fin de semana y le expliqué el caso, que ya era mucho tiempo y que nadie subía a valorar a Manuel. “Yo sé que hay urgencias médicas, pero ya es mucho que a Manuel lo estén dejando de lado y no lo veo bien”, le dije. Me respondió que por la tarde iría un cirujano a valorarlo.

Cuando llegó, me dijo que la sangre no estaba bien, que los electrolitos estaban mal, y que por ese motivo el anestesiólogo no lo recibiría. Además que no era una urgencia como para operarlo en ese momento. “Llegamos de urgencias hace una semana y tampoco lo metieron a cirugía”, le comenté. Pero insistió con el problema de la sangre y confié en que él, como especialista, sabía de lo que hablaba.

La mañana del lunes llegó otro cirujano, lo valoró y me dijo que en ese momento había una urgencia médica. Para ellos mi hijo nunca lo fue. Dijo que entraría al quirófano y si le “alcanzaba el tiempo”, metería a Manuel. Obviamente eso no pasó y Manuel se quedó otra vez sin cirugía.

En la tarde llegó de nuevo el cirujano que no pudo operarlo el viernes por falta de quirófano. “Señora, ¿por qué no lo operaron el fin de semana? Su hijo ya está grave”. Para ese momento, mi hijo respiraba agitado y empezó a perder color, estaba muy pálido.

El pediatra ya le tenía todo listo porque él sabía que lo iban a meter a quirófano. A la mitad de la cirugía, me habló y me dijo que Manuel tenía el intestino perforado y la sangre y el estómago contaminados. “Nada más quiero que sepa”. Se volvió a meter a cirugía.

Manuel salió del quirófano muy grave y se fue directo a terapia intensiva. El diagnóstico del doctor fue que Manuel tenía contaminada la sangre y todo su estómago desde el momento en que se le reventó el intestino. Por eso había salido mal en los análisis de sangre el domingo. El cirujano dijo que ya había hecho su parte y que ahora estaba en los pediatras sacarlo adelante.

En este momento, Manuel se debate entre la vida y la muerte por una negligencia médica.

Oren por mi Rey.

*Norma Valenzuela Zepeda entregará este mismo texto tanto a la Comisión de Derechos Humanos en Sonora como a las autoridades de los hospitales para que analicen su caso y realicen lo correspondiente.

Te interesa:1 de cada 3 niños con discapacidad es víctima de violencia

Te va a servir: ¿Qué hacer si un hospital no recibe a un paciente con discapacidad?

Opinión: Carmen, historia de una iatrogenia que no discapacitó el amor