Murió Ana Estrada, primera mujer en conseguir la eutanasia en Perú
Ana Estrada fue la primera mujer en lograr una muerte digna en Perú a través de la eutanasia. Desde los 12 años fue diagnosticada con polimiositis, cuando en la vida adulta perdió su autonomía decidió luchar por el derecho a un bien morir.
24 de abril de 2024
Redacción Yo También
Ana Estrada, quien estudió psicología, murió en Perú tras someterse a la eutanasia, una decisión que tomó desde el 2019 y por la que luchó estos cinco años hasta que finalmente pudo elegir su destino.
En 2015, Ana comenzó a tener dificultades para respirar y pasar la comida. Fue entonces cuando se le realizó una traqueotomía y una gastrostomía para poder respirar y comer. Desde los 12 años había sido diagnosticada con polimiositis, una enfermedad rara y degenerativa que inflama los músculos y los debilita, y que hasta esa edad comenzó a mostrar sus efectos más agresivos.
A raíz de las cirugías, Ana tuvo que renunciar a su autonomía y quedó bajo el cuidado de enfermeras desde entonces. Unos años después, en 2019, abrió el blog Ana busca la muerte digna, donde exigía que en Perú se reconociera el derecho a elegir la muerte bajo ciertas condiciones.
“El domingo 21 de abril de 2024, Ana Estrada ejerció su derecho fundamental a una muerte digna y accedió al procedimiento médico de eutanasia”, informó Josefina Miró, su abogada, a través de un comunicado. “Ana murió en sus propios términos, conforme a su idea de dignidad y en pleno control de su autonomía hasta el final”.
Ana se convirtió así en la primera persona que muere por un procedimiento asistido en Perú, pero el camino hasta aquí no fue sencillo. El Código Penal de Perú marcaba como delito el “homicidio piadoso” de los pacientes y lo castigaba con hasta tres años de prisión. Antes de Ana, no había ningún precedente de eutanasia.
En 2021, la Corte Superior de Justicia ordenó al Ministerio de Salud de Perú que respetara la voluntad de Ana para poner fin a su vida con la eutanasia y evitar que se aplicara el Código Penal en su caso, para que ningúno de los médicos y profesionales involucrados recibiera alguna pena. La decisión tardó un año más en ser aprobada por la Corte Suprema, hasta 2022.
Gracias a esto, se creó el Plan y Protocolo de Muerte Digna, aprobado por el seguro social estatal de Perú y aplicado por primera vez a Ana.
“Ana partió agradecida con todas las personas que se hicieron eco de su voz, que la acompañaron en su lucha y que, de manera incondicional, apoyaron su decisión con amor y empatía”, decía la nota de su abogada, donde también agradeció a los funcionarios de la Defensoría del Pueblo que ayudaron en el caso.
Para Ana, “la búsqueda de la eutanasia me dio una razón para vivir”, dijo a la BBC en 2020. Sentía que lo había perdido todo e incluso pidió ayuda a sus padres para morir, pero en un momento de calma decidió no hacerlo. “Había mucho riesgo para mi entorno, para mi familia; hubiera sido una muerte en la clandestinidad, solitaria, dolorosa, con miedo”.
Así que decidió buscar el camino legal.
“Para mí, tener una vida digna es tener libertad, autonomía, decisión sobre ti mismo. Quiero tener el control de mi tiempo, de mi cuerpo, de poder elegir cuándo morir, porque se trata de la libertad de elegir”, aseguró.
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