Ella es Mónica Herrera, diputada con discapacidad que logró su histórica reelección y va por agenda de cuidados
La pedagoga y madre de una niña con cuadro de epilepsia comenta las barreras que vivió y superó dentro de su misma familia para llegar a ser legisladora
3 de diciembre de 2024
Ivonne Melgar
Mónica, de 38 años, llegó a la Cámara de Diputados en 2021 a través de la acción afirmativa que garantiza los derechos políticos de las personas con discapacidad.
Así, la diputada Herrera Villavicencio fue en la pasada legislatura una representante de lista plurinominal. Y ante la expectativa de reelegirse, optó por la ruta de la mayoría relativa, es decir, buscar el voto directo.En 2024 resultó ganadora en su distrito electoral y ahora forma parte de la 66 legislatura. Dice que la de este año fue una campaña pesada, pero más bonita.
“En el 2021 traía afinidad por la ideología del movimiento que me dio la oportunidad de ser candidata, pero era nueva. Esta vez fue regresar a las comunidades”.
Disfruta ser una representante popular de territorio y haber competido con un candidato que ya había sido presidente municipal, diputado local y federal.
“Tenía mucha ilusión de ejercer mi derecho a la elección consecutiva y quería ganarlo. Y qué bueno que antes me respaldó la acción afirmativa y pude llegar por cuota. Pero quería demostrar que sabía cómo hacer las cosas. Tres años me dediqué a hacer campaña, sin recurso económico y, a veces, con equipos dentro de tu movimiento en contra, fue complicado. Soy la diputada más votada del distrito 7 de Veracruz históricamente. Arrasamos”.
Integrante de la bancada de Morena, Mónica se describe como una persona que antes de llegar al Congreso ya tenía experiencia política porque “me la rifaba y traía un trabajo recorrido”.
“Para mí hacer política es encontrar las causas y saber cómo buscar una solución Platicar con la gente, ponerse al servicio de las personas. Y conozco las causas, soy una persona con discapacidad de una zona rural que complicadamente tuve la oportunidad de prepararme profesionalmente. Sé lo que es ser mamá con discapacidad, madre soltera”.
Las barreras comenzaron en casa y las superó
Con atrofia desde su nacimiento, superó la negativa de su padre de respaldar sus aspiraciones de estudiar la preparatoria y la universidad.
“Mi historia fue siempre querer realizarme profesionalmente, hacía lo posible por demostrar que yo tenía la capacidad y que el Estado, de verdad —aunque parezca discurso político—no generaba las condiciones para que una persona como yo tuviera la oportunidad de estudiar”, dice.
De padre campesino, en algún momento preso de una adicción al no poder asimilar, cuenta la diputada, que su hija nunca podría caminar. En la CDMX le dijeron: ‘regrésate a tu pueblo origen y llévate a la niña a esperar que fallezca’.
“Regresó mi familia a Veracruz a esperar a que yo muriera y pues no, no se les ha hecho”, dice entre risas, y en seguida, contundente agrega: “Pero me ama (el papá) con todo su corazón. Y soy muy afortunada, porque a sus ya casi 80 años él tiene la fortuna de ver realizada a su hija y de disfrutar a su nieta, que es su adoración”.
Mónica relata que a los 18 años le cae “el 20” de que tiene una discapacidad después de haberle rogado a su padre que le dejara seguir estudiando y comprender que él “no quería que yo viviera lo que viví”. Pero con el apoyo de su madre, lo convencieron.
Y aunque entró a la Universidad Veracruzana, pronto la deja porque debían trasladarse de Tlapacoyan a Xalapa y eso implicaba levantarse de madrugada y traslados inseguros por carretera. Entendió que debía cuidar a su madre.
“Cuatro años después mi papá me da la oportunidad de ingresar a la Universidad del Golfo de México y ahí terminé los estudios de Pedagogía”.
Para entonces, Mónica ya era una activista de la inclusión. Recolectaba juguetes y medicamentos en apoyo a fundaciones de niños con cáncer. “Fui líder estatal del boteo de Teletón, una vez hice una colecta tan grande que ya no sabía dónde meter las cosas, un señor me prestó un tráiler. Me apoyaron mucho los empresarios y ahí me empezaron a invitar a campañas políticas”.
Madre, sujeta de cuidados, pero también cuidadora
Tenía 28 años cuando nació su hija, después de un embarazo de muy alto riesgo.
“A mi exesposo le agradezco que me haya enseñado a ganarme las cosas por mi sola. Y por algo pasan las cosas: cuando empecé a andar de novia, mi mamá cayó en cama y dejó de atenderme y ahí me volví independiente de mi familia”. Pero aclara que siempre fue cercana a sus padres, determinantes al concluir sus estudios. “Siempre digo ‘nos titulamos por promedio’ porque era mi mamá, mi hija, la niñera, mi papá: un equipo”.
Estudiante siempre de 10, aun cuando al principio no le gustaba tanto su carrera, ahora frente a sus 499 compañeros diputados, Mónica agradece lo aprendido. “Me pongo nerviosa, pero el pleno es una adrenalina desde la tribuna. Tú vas con un discurso y si te calientan la mecha, te vas en contra”. Enfocada en impulsar el derecho al cuidado, la diputada Herrera Villavicencio ha experimentado la desesperación de no saber cómo atender a su hija al ser diagnosticada con un tipo de epilepsia que la hacía parecer ausente.
Mónica respira aliviada porque tras un tratamiento neurológico “ya pasó y salió bien mi niña” y ahora impulsa su causa parlamentaria: “El reconocimiento de las personas que te apoyan, que te ayudan, que te cuidan y, sobre todo, el reconocimiento sobre las personas con discapacidad, no verlas que nos están haciendo un favor”.
Y en esa labor, más que presentar iniciativas, centra su trabajo en sensibilizar a sus compañeros: “En Cámara hemos conseguido muchas cosas; el buen juez por su casa empieza”.
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