Juan Carlos, el rapero y maestro de baile en silla de ruedas que sueña con igualdad para nuevas generaciones
Juan Carlos estuvo en un accidente automovilístico por el que adquirió discapacidad y se volvió usuario de silla de ruedas. Aunque su plan de vida cambió, también le ayudó a encontrar un nuevo camino y espera ayudar a nuevas generaciones.
17 de junio de 2024
Víctor Méndez
Juan Carlos Salamanca es una caja de sorpresas. Además de su labor como activista por los derechos de las personas con discapacidad, se ha desempeñado en la política local de su natal Oaxaca, pero también ha trabajado de la mano de jóvenes como entrenador de basquetbol y de baile. Ahora, su más reciente incursión artística, es el rap.
“Sí, sí podemos. Rompiendo cadenas, rompiendo el sistema. Vamos adelante, con todas las fuerzas”, dice el coro de su canción que precisamente lleva ese nombre: “Sí podemos”, un himno para romper con los estereotipos y prejuicios hacia las personas con discapacidad.
“Para mí sería fenomenal que podamos hablar acerca de cada tema y llegar a más personas que no son cercanas a este movimiento. Por eso es que llegué al rap”, explica Juan Carlos en una entrevista con Yo También.
Él escucha el género desde hace años y es fanático de las famosas Batallas de Gallos de Redbull, donde raperos de varios países se reúnen para enfrentarse en duelos de improvisación, contestando y creando rimas en el momento. En su cabeza, Juan Carlos se imaginaba qué le contestaría a cada uno o cómo reaccionaría ante esas situaciones.
Un día, se animó a escribir todas las ideas que le llegaban en su cuaderno. Poco después, salió a pasear a sus perritos y en el parque vio a un grupo de jóvenes rapeando igual que lo hacían en las competencias internacionales. Él decidió acercarse, mostrarles lo que había escrito y hasta lo animaron a cantarla en el momento. A todos les gustó.
Hacia la primera canción
“He tenido suerte, hay personas que me han animado mucho. Gracias en verdad a ellos que ese día me dijeron ‘está chida, ¿por qué no la grabas?’”. Y justo eso fue lo que hizo.
El proceso de grabación es una experiencia que marcó su vida. Aunque sus primeros experimentos no salieron como él esperaba, reconoce que la comunidad del hip hop y rap en su estado es muy unida y amable, por lo que lo ayudaron a encontrar a la persona ideal para sonar como se imaginaba.
“Quería sonar como Control Machete o Molotov. A través de WhatsApp le expliqué a mi productor cómo quería que sonara y él lo fue armando. No lo conocí en persona hasta que grabó mi video, pero le quedó padrísimo. A mi gusto, espero que para los demás también”, se ríe.
Esta faceta musical, a la que ahora le apuesta, está en pleno desarrollo y ya tiene cuatro canciones escritas con esperanzas de estrenarlas pronto. Además, espera trabajar como productor musical de más personas con discapacidad para ayudar a que sus voces lleguen más lejos.
Pero el rap no es lo único en la vida de Juan Carlos.
El baile y la danza, una faceta más
Desde hace un tiempo descubrió el baile y se volvió maestro. Algo que parecía poco probable para una persona en silla de ruedas. Él lo dice con orgullo y presume que sus alumnos han ganado medallas en concursos nacionales y han llegado a competencias internacionales. “Pero mis alumnos son personas sin discapacidad”, especifica.
“Me llena mucho lograr algo así. Decir que una persona con discapacidad, en silla de ruedas, le enseña a alguien sin discapacidad a bailar y que ellos ganen compitiendo contra personas de escuelas como la UNAM, el Politécnico. Escuelas con entrenadores que no tienen discapacidad y llevan muchos años bailando”, señala.
Incluso señala que es el único juez internacional por la Federación Mexicana de Baile y Danza Deportiva de México, pero que “paradójicamente”, no tiene licencia para ser juez de baile en silla de ruedas.
Su técnica de enseñanza está basada en los dedos. Con el índice y anular, figura las dos piernas de una persona y explica a sus alumnos los movimientos que deben realizar para poder bailar.
Para él, esto genera una nueva forma de entender y percibir los movimientos de baile. “Desde mi perspectiva, creo que es muy valioso e importante romper estos esquemas y desarrollar más disciplinas desde el punto de vista de personas con discapacidad. Quizá hay cosas que sean imposibles, como ser astronautas o buzos de gran profundidad, pero vamos a ver hasta dónde, ¿no? Conocer hasta dónde está el límite”.
@jcsalamancao #ElArqui asi no se hace una rampa de acceso para pesonas con discapacidad #accesibilidad #inclusion #autonomia #pcd #silladeruedas #rehabilitacion ♬ La Monja - Nenyx Pereira
El trabajo que mantiene el sueño
Y cual superhéroe, Juan Carlos, que es rapero y bailarín durante las noches, en el día se quita la máscara y trabaja como técnico en prótesis dentales.
“Me lastimé la columna entre las vértebras 4 y 5, por lo cual tengo lesión medular y ahora uso silla de ruedas”, explica. “Empecé a entender que cambió completamente mi plan de vida”.
Y es que en un inicio, Juan Carlos quería ser soldado: soñaba con ser paracaidista militar e incluso ya había hecho los primeros exámenes para ingresar a un plantel militar, pero no pudo continuar con el proceso.
A esto se sumó la frialdad y poco profesionalismo de algunos doctores que lo atendieron. Una de las experiencias que más lo lastimó, cuenta, fue cuando un médico le dijo a su madre: “esto es una lesión medular… ya cómprenle una caja de chicles y póngalo a vender en la esquina”.
Aunque entre el shock del accidente y su nueva condición no entendió lo grave del comentario, días después asimiló lo que dijo y le quedó claro los grandes prejuicios que existían en ese entonces -hace 18 años- contra las personas con discapacidad y cómo prácticamente no han cambiado.
En ese momento, comenzó a enfrentarse a la falta de información accesible para entender su discapacidad, a la inaccesibilidad hasta de su propia escuela para permitirle estudiar y comprendió que la ignorancia de las demás personas hacia su condición sería algo con lo que tendría que lidiar día a día. Desde entonces, nació su activismo por las personas con discapacidad, para que tuvieran que enfrentarse un poco menos a estas situaciones.
“Desde mi parecer creo que no hemos logrado crear un movimiento con forma fondo con objetivos claros para la lucha de nuestros derechos”, señala. Su objetivo es que las nuevas generaciones tengan un camino más trazado que seguir y que puedan construir un mejor futuro desde ahí, sin comenzar de cero.
“Tenemos la capacidad para hacer mejores cosas”, termina firmemente.
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