Karla Uribe, una doctora y escritora con parálisis cerebral nos cuenta su historia
La parálisis cerebral no ha sido un límite en ningún sentido para Karla Uribe, además de estudiar y terminar la carrera de medicina, es esposa y mamá de dos hijos.
25 de octubre de 2023
Karina González Fauerman
Karla Uribe nació a las 27 semanas de gestación en un hospital del ISSSTE en Zapopan, Jalisco. Los doctores no querían que ingresara a la incubadora porque pensaban que no iba a vivir. Su papá, quien entonces era alumno de medicina y practicaba el servicio social, insistió en que su hija tuviera todos los cuidados oportunos hasta que la dieran de alta.
Sin embargo, estas desfavorables circunstancias le ocasionaron parálisis cerebral. De niña tuvo un retraso psicomotor, pero comenzó a caminar de forma autónoma a los tres años y medio.
No le afectó nada intelectualmente. __
Esto le permitió ir a la escuela y entrar a la facultad de medicina, carrera que terminó con especialización en otorrinolaringología. Lograrlo no fue fácil: a lo largo de su vida escolar tuvo que enfrentarse al acoso, tanto de maestros como de compañeros que pusieron en duda su capacidad y desempeño.
Karla, ahora de 45 años, ha participado como coautora de dos libros de Doctoras con Alas, en los cuales relata su historia sobre cómo pudo reincorporarse al mundo laboral después de migrar a Estados Unidos, país donde actualmente reside.
En entrevista para Yo También, Karla Uribe comparte que México ha avanzado en materia de inclusión, ya que actualmente existen grandes instituciones para la atención integral de personas con discapacidad. Asegura, además, que para ella no hay imposibles: es una profesionista, esposa y mamá realizada.
¿Quién es Karla Uribe?
Nací en México en 1978 a las 27 semanas de gestación. En esa época, y en un hospital público, las unidades de cuidados intensivos neonatales eran deficientes. Mi cerebro no oxigenó suficiente y los libros de medicina dicen que tengo parálisis cerebral, aunque en mi opinión sólo tengo una forma diferente de caminar. Afortunadamente, se afectaron sólo mis piernas.
Mis papás y mis hermanas son la base de mis logros. Estudié medicina y luego contra viento y marea me gradué como especialista en otorrinolaringología
Conocí a mi esposo en un verano en el que estudié inglés en Estados Unidos, nos perdimos la pista cuando yo regresé a México y nos reencontramos 10 años después. Nos casamos en 2007 y tuvimos dos hijos. Vivimos en Estados Unidos y desde entonces soy mamá de tiempo completo y mi familia tiene doctora en casa.
El retraso psicomotor, ¿de qué forma afectó tu vida?
Mi capacidad física ha sido siempre la misma, por lo tanto, he aprendido a vivir, convivir y aceptar mi manera diferente de caminar. En ese aspecto agradezco a mis papás que nunca me dieron ningún trato especial, me permitieron hacer todo y siempre confiaron en mí.
Cuando empecé a tener conciencia, me explicaron por qué al nacer antes de tiempo se había afectado un pedacito de mi cerebro y por eso camino diferente, pero siempre me dijeron que yo era capaz de hacer cualquier cosa. Entonces lo creí y así fui por la vida. Entendiendo que algunas cosas me costarían un poco más de trabajo, pero nunca he creído que no puedo.
Lo difícil ha sido el encuentro con personas que están convencidas de que mi capacidad está limitada por mi manera de caminar. Es desgastante luchar contracorriente y no es fácil demostrar y probar que solo soy diferente, no incapaz.
¿Actualmente usas una silla de ruedas o tienes algún apoyo para movilizarte?
Hasta ahora no, si voy con alguien que pueda ayudarme dándome la mano, lo agradezco. Cuando estoy sola busco siempre utilizar rampas, elevadores y barandales sobre todo para bajar escaleras. Estoy consciente de que tal vez en el futuro pueda necesitarlo, pero trataré de ser independiente el mayor tiempo posible.
¿Crees que México ha avanzado en materia de inclusión desde que tú naciste hasta la fecha?
Definitivamente. Este espacio (Yo También) es un ejemplo de ese avance. Ahora existen grandes instituciones para la atención integral de personas con capacidades diferentes (sic) que anteriormente no. Los medios de comunicación y redes sociales empiezan a darnos visibilidad como una parte funcional de la sociedad. Aunque el camino aún es largo y nos queda mucho por aprender.
¿Cómo combatiste el bullying a lo largo de tu vida?
Tengo muchas historias al respecto y a lo largo de la vida he utilizado diferentes recursos.Los primeros recuerdos de acoso escolar que tengo fueron a los cinco años cuando una niña de mi salón me decía “inválida”. Ahí lloré y aprendí. A esa edad no comprendes muchas cosas, en ese caso mi mamá y mi maestra intervinieron.
Años más tarde, me tocó que fuera la profesora la que no me permitió ser parte de la escolta o participar en el baile el Día de las Madres. En esa ocasión aprendí (después de muchas lágrimas) que las cosas no siempre salen como uno quiere, pero tienes que seguir.
En la secundaria me cambié de escuela porque el acoso era demasiado; entonces aprendí que no todas las batallas se tienen que pelear. Los bullies me enseñaron a ser valiente, resiliente y a tener claro que las personas de afuera no definen mi identidad.
Debo confesar que lo más doloroso que me ha tocado vivir siendo una persona que camina diferente, es el acoso que han vivido mis hijos cuando en la escuela les dicen cosas como “tu mamá está enferma” y es que, aunque sean ciertas les pone tristes, por lo que ellos también han tenido que aprender.
También tengo que decir que, por cada bully, la vida me regaló a mis papás, a mis hermanas, a grandes amigos y ahora a mi esposo y a mis hijos que me han acompañado, ayudado y cuidado a lo largo del camino.
¿Qué debemos aprender sobre la discapacidad? ¿Cómo promover una cultura de inclusión?
Una buena forma de reeducarnos sería enfocarnos en lo que las personas sí podemos hacer y aprovecharlo. Saber que las personas con capacidades diferentes somos solo eso, personas. Creo que como sociedad habremos logrado ser inclusivos cuando la discapacidad no sea un tema de preocupación, sino que todos podamos coexistir sin etiquetas. Inculcar un ambiente de respeto y ayuda a los demás por el simple hecho de ser humanos.
Como médica, ¿qué valores promueves? ¿Cuál es tu mayor reto y satisfacción?
Lo más importante para mí es el respeto y la empatía con los pacientes. Para mí es primordial no perder de vista que nadie visita al médico por gusto, sino que los pacientes están ahí por necesidad y en un momento vulnerable. Siempre los traté como si fuera alguien de mi familia.
En el aspecto profesional uno de los momentos de más satisfacción fue mi servicio social de la carrera de medicina. Estuve un año en la costa de Yucatán y más allá de dar consultas y ser “la doctora del pueblo” me adoptaron como parte de la comunidad y algunos como parte de su familia. Haberme ganado ese lugar es una de mis más grandes satisfacciones.
Cuando me casé, me mudé a vivir a Estados Unidos. En ese momento, decidí que quería ser mamá de tiempo completo. Pensé que mi tiempo en ningún lado era más valioso que estando con mis hijos, pero ahora que están creciendo quiero volver a la otorrinolaringología y ese sin duda es mi mayor reto profesional. Profesionalmente, logré terminar mi residencia en México, pero aún me falta un logro importante que es ejercer en Estados Unidos.
Cuéntame sobre tu participación en los libros, ¿qué mensajes transmites en ellos?
He participado como coautora en la publicación de dos libros. El primero surgió a partir de un grupo de Facebook donde se juntaron mujeres mexicanas que también somos mamás y doctoras que además vivimos fuera de México.
Empezamos en un chat a compartir nuestras historias de vida al salir de nuestro país y readaptarnos al mundo, reencontrarnos y reinventarnos en el ámbito personal y profesional. Nos sentimos tan identificadas y acompañadas en el proceso que decidimos plasmar nuestras historias en un libro. “Doctoras con Alas: 26 Historias que Abren Horizontes” que se publicó en 2019.
En 2022, se publicó “Migrating Physicians Doctoras & Doctores Con Alas: The Story of 15 Physicians That Migrated” que es un libro con la misma temática, pero ahora con la colaboración de doctores y en inglés.
Eres doctora, esposa, mamá, ¿para ti no hay imposibles?
Me considero una persona con mucha suerte. Me explico: a pesar de que las circunstancias de mi nacimiento no fueron las más favorables, tuve la suerte de sobrevivir y de que mis secuelas no fueran graves.Tuve la “suerte” (pasé el examen de admisión) de estudiar medicina en Ciudad Universitaria, así que tenía que hacerlo bien.
Después “tuve la suerte” (otra vez pasé el examen) de entrar a la especialidad que escogí al primer intento, rendirme no era opción así que terminé. Luego tuve la “suerte” de encontrarme con mi esposo, construir una vida juntos y ser mamá de dos hijos sanos, así que de alguna manera soy responsable de disfrutar la vida al máximo y de dar lo mejor de mí todos los días.
Me falta volver a ejercer medicina en Estados Unidos, pero estoy trabajando en eso y confío en que solo sea cuestión de tiempo. No sé si hay algo que no puedo hacer, pero todavía no lo encuentro.
¿Qué te gustaría transmitirles a las personas que leerán esta entrevista?
Quiero agradecer este espacio, gracias por leerme, si llegaron hasta aquí es porque quieren aprender y ser parte del cambio. Nuestra discapacidad no nos define, somos personas igual que ustedes. Con defectos y virtudes, con días buenos y días malos. Físicamente, tenemos retos, de diferentes tamaños. Ten paciencia, y permítenos ser parte del mundo.
¿Encuentras diferencias en materia de inclusión en México y Estados Unidos?
En ambos países existen leyes de protección contra la discriminación. Es un avance, pero no es la meta. Lo ideal sería que no nos discriminen porque los demás creen que somos capaces, no porque una ley los obligue a no discriminar.
¿Sabías que? Existen diferentes tipos de parálisis cerebral. Conócelas:
Parálisis cerebral espástica: Es el tipo más común. Provoca un aumento del tono muscular, rigidez de los músculos y dificultad con los movimientos. A veces, solo afecta a una parte del cuerpo. En otros casos, puede afectar tanto a los brazos como a las piernas, el tronco y la cara.
Parálisis cerebral discinética: Causa problemas para controlar el movimiento de manos, brazos, pies y piernas. Esto puede dificultar estar sentado y caminar.
Parálisis cerebral atáxica: Causa problemas de equilibrio y coordinación.
Parálisis cerebral mixta: Significa que tiene síntomas de más de un tipo.
Fuente: Medline Plus
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