Rosalía y Olga: las historias de una joven y una adulta con un implante coclear
Una tiene 20 años y le pusieron un implante a los dos años; la otra lo recibió hasta los 40. Forman parte de la campaña ‘Que lo escuche todo el mundo’ que la Confederación Española de Familias Sordas
23 de septiembre de 2023
Yo También | Servimedia
Rosalía Gala tiene 20 años y estudia para ser maestra de educación infantil. Está acostumbrada a sentarse en primera fila de clase para escuchar con mayor claridad. “Llevo un implante coclear desde que tengo uso de razón”, explica la joven en plena celebración de la Semana Internacional de las Personas Sordas.
Esta madrileña tuvo una meningitis poco después de nacer que le provocó sordera bilateral profunda. Gracias a un implante coclear que le colocaron de bebé, casi al mismo tiempo que le pusieron sus primeros pendientes, recibe y procesa los sonidos y el lenguaje. “Recuerdo que estaba en el cole y tenía que salir antes de clase para ir al logopeda (terapeuta de lenguaje). Al principio era un poco frustrante”, confiesa la joven en una entrevista a Servimedia.
Innumerables estudios confirman que los niños por debajo de los dos años con implantes llegan a adquirir un lenguaje totalmente normalizado. “En la etapa escolar no tuve problemas de adaptación, pues asistí a un centro inclusivo”, recuerda Rosalía.
El pasado año empezó a cursar el Grado Superior de Educación Infantil en un instituto público y allí reconoce que ha tenido que enfrentarse a ‘ciertas’ miradas y preguntas. “A simple vista no se me nota nada, pero cuando conozco a nuevos compañeros de clase y se percatan de que llevo un implante coclear entonces tengo que explicarles en qué consiste mi discapacidad auditiva”, dice.
Rosalía en un momento de sus clases de Grado Superior de Educación Primaria| Foto cedida por Confederación Española de Familias Sordas (Fiapas)
Tras una intensa rehabilitación de lenguaje, Rosalía ha logrado escuchar y hablar con fluidez. “Algunas personas se asombran cuando les digo que soy sorda profunda, que si me quito mi implante coclear por ejemplo para bañarme no escucho nada”. Y añade que le suelen decir desconcertados: “¡Ah! ¡Creíamos que eras oyente!”.
Aprender a escuchar a los 40
Se tiene constancia de que la audición que tienen los usuarios de implantes cocleares es prácticamente igual a la audición natural, pero algo más metalizada. Para Rosalía no existe ‘un antes y un después’ del implante coclear, es decir no tiene memoria auditiva. Justo lo contrario que le sucede a su compañera, Olga Mota, de 51 años.
Olga recibió su primer implante a los 43 años. Ambas forman parte de la campaña ‘Que lo escuche todo el mundo’ que la Confederación Española de Familias Sordas (Fiapas) ha puesto en marcha con motivo de la celebración de la Semana Internacional de las Personas Sordas.
La entidad vuelve a ‘alzar la voz’ para sensibilizar a la sociedad acerca de la población con discapacidad auditiva que en España afecta a 1 millón 230 mil personas. Una población muy diversa que engloba a nuevas generaciones como la de Rosalía, que gracias a haber recibido tempranamente estimulación auditiva y del lenguaje se comunica en lengua oral, y al mismo tiempo casos como el de Olga, a la que hace apenas dos años le colocaron el segundo implante coclear.
“Ha sido muy duro. No me podía creer lo que me estaba pasando. Cada mañana al despertar hacía todo tipo de sonidos para comprobar si era un sueño. Pero no, era mi nueva realidad”, reconoce en una entrevista a Servimedia esta madrileña encargada de una lavandería.
Olga Mota frente a un ordenador | Foto cedida por Confederación Española de Familias Sordas (Fiapas)
Olga ha trabajado duramente a lo largo de dos años con un logopeda para aprender a escuchar de nuevo. “No tiene nada que ver el sonido que hay en mi memoria con el que percibo en estos momentos. Antes no era capaz ni de entender las palabras que salían de mi boca”, recuerda. “Mi marido, mis hijos, mis familiares y amigos tuvieron que aprender a hablarme de forma que los pudiera comprender. Necesitaba mucha paciencia, ya que además mi estado ánimo no ayudaba en absoluto”.
Tras pasar por un periodo de reaprendizaje, hace un par de años le implantaron el segundo de los dispositivos auditivo y todo cambió. “Este último implante me ha devuelto la vida. Ahora soy capaz de mantener conversaciones sin necesidad de pedir constantemente que me repitan palabras o frases. Estoy retomando mis aficiones como escuchar música o ir al cine”, relata, “aunque me está costando más trabajo”.
Olga se siente “privilegiada” de poder colaborar con Fiapas para poder “ayudar a otras familias a encontrar sus respuestas” y se suma al mensaje de su campaña que pone el foco en “el avance vertiginoso experimentado en estos últimos años en el ámbito sanitario, educativo, tecnológico, social de las personas sordas que hoy pueden alcanzar metas que, hace unos años, eran impensables”.
Gracias a ese progreso cada día más sonoro, Rosalía cumplirá su sueño de ser maestra y podrá impartir una clase llena de alumnos de Primaria. En su caso, Olga volverá a disfrutar de una película sin necesidad de ‘interrumpir’ a nadie con preguntas.
Esta información ha sido elaborada por la agencia de noticias Servimedia y publicada previamente en sus portales de información www.servimedia.es y www.discamedia.es.
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