Ese útero que es Yo también
Yo También es como jugar a las matrioshka, porque nos toca abrir y mostrar a la persona dentro de la persona.
8 de marzo de 2022
Bárbara Anderson
Por Bárbara Anderson
Hoy leerán muchísimos textos, testimonios, análisis y datos vinculados con el Día de la Mujer.
Y me pareció que era muy importante hacer un alto y recordar que este portal de noticias, este medio informativo tan sui generis nació y fue alimentado por más estrógenos que muchos otros.
Nació de dos mujeres, dos mamás como somos Katia D’Artigues y yo que tenemos hijos con discapacidad.
Nuestra primera menstruación fue aprovechar nuestro oficio de ‘mover’ conciencias a través de información para incidir en temas legislativos que no tomaban en cuenta a las personas con discapacidad. Ese fue nuestro debut como tandem comprometido con una tema siempre tabú, siempre al final de la fila, siempre poco atractivo para los políticos de turno y eternamente postergado.
En muchas noches haciendo Powerpoint de emergencia o redactando twitts para que, por ejemplo, la Reforma en Telecomunicaciones fuera accesible fuimos engendrando en nuestras matrices lo que años más tarde es este espacio periodístico tan único como necesario.
Mientras con una mano Katia le ayudaba a Alan a hacer más redonda su letra, con la otra le escribía a cada legislador que tenía en su frondosa agenda.
Mientras con una mano yo le pasaba la comida por una sonda gástrica a Lucca, con la otra jugaba con la calculadora y ponía entre cuerdas a los grandes empresarios con cifras que no podían negar sobre la necesidad y el negocio que significa ser inclusivos.
Las dos trabajábamos en medios de comunicación con una demanda diaria, las dos criábamos hijos y llevábamos una casa adelante, pero sentíamos que este otro tema nos empezaba a ganar cada vez más horas, más energía y más satisfacción.
“¿Y si en vez de andar corriendo a los legisladores y escribiendo con algún abogado amigo un proyecto de ley usamos lo que efectivamente sabemos hacer, donde tenemos experiencia, agenda, contactos y respeto de los colegas y juntamos periodismo y discapacidad?”, le dije en un cafecito que tomamos a las corridas en el Hotel Nikko a finales del 2018.
Ese año, cuando le mandamos una tarjeta virtual de Navidad a Martha Herrera, por entonces directora global de Impacto Social en CEMEX, le contamos la idea de hacer ‘algo’ periodístico para permear el tema de la discapacidad en todos los ámbitos y en todas las secciones que podría cubrir cualquier medio. Sin esperar ni un minuto dijo “cuentan conmigo, yo les ayudo a arrancar”.
Y lo que sería un newsletter semanal se convirtió en un sitio a donde resguardar esas noticias. Tuvimos lanzamiento oficial en mayo de 2019 con una madrina, Elena Poniatowska quien décadas antes también como periodista había sacado a la luz la historia de Gaby Brimmer, una pionera de los derechos de las personas con discapacidad en México.
En ese mismo evento Marinela Servitje nos tendió una mano y una ayuda económica para pagar parte de los costos de arrancar un sitio desde cero.
Y ahí estaban para el debut Olga Fabila, Nancy, Ilse y su equipo de la agencia Conversa.
En los años que vinieron sumamos muchas más mujeres como columnistas y periodistas a los que convencimos de que hay buenas historias en este sector.
El mundo de las organizaciones de la sociedad civil vinculadas con la discapacidad también es muy femenino: están fundadas o llevadas (a pulmón generalmente) por mujeres con discapacidad, por madres, cuidadoras, hermanas de personas que viven con alguna condición.
Hoy nuestro staff es 98% femenino: Ágata como editora general, Débora como editora ejecutiva, Diana como community manager, Cynthia a cargo de los diseños y recientemente Graciela en traducciones. Y 8 de cada 10 de nuestros periodistas y colaboradores también son mujeres.
Justo hoy pensaba que nuestra tarea en Yo También es como jugar a las matrioshka, porque nos toca abrir y mostrar a la persona dentro de la persona: tenemos que darle visibilidad a esa enorme cantidad de mexicanos (más de 20 millones) que ‘son’ más allá de su condición.
Y en ese universo hay 11 millones de mujeres con discapacidad que necesitan romper una y otra y otra capa (como las matrioshkas) para salir a vivir con dignidad los derechos que les corresponden y les son negados.
Yo También es un espacio de información y de comunidad; un lugar donde llegar y sentirse cómodos y respetados, donde queremos defenderlos y también recibirlos con una enorme sonrisa cuando hay un logro o una ‘Pequeña victoria’ (como bautizamos a una de nuestras secciones).
Sin querer, construimos una casa donde estar cuidados y esperados.
Un enorme y seguro útero, como en el que todas tuvimos la dicha de estar.