En México, hasta 14 años tardan para diagnosticar problemas de salud mental
Ese tiempo duplica el de países como Nigeria y Líbano, y es 14 veces más tardado que en España, Bélgica y Holanda, lo que habla de la falta de infraestructura que hay en el país.
10 de octubre de 2021
Redacción Yo También
Por Itzel Ramírez
En México, una persona con algún trastorno mental tarda hasta 14 años para dar con el diagnóstico, tratamiento y especialista adecuado, una situación que se agrava con el estigma y la insuficiente estructura sanitaria que hay en el país, de acuerdo con el psiquiatra Óscar Alejandro Calleros Zubiate.
En una conferencia a propósito del Día Mundial de la Salud Mental, que se conmemora este 10 de octubre, Calleros refirió que a diferencia de México, en Colombia el lapso es de nueve años, mientras que para Nigeria y Líbano es de seis, de cuatro en el caso de Estados Unidos, de tres en Francia, dos en Alemania y de un año en Bélgica, Holanda y España.
“Esto es un problema, que justamente proviene del estigma y del acercamiento que como sociedad tenemos para abordar la salud mental, y que muchas veces no tenemos ni la capacidad económica ni la capacidad gubernamental o institucional para manejarlos de manera pronta como se requeriría”.
Igualmente, dijo que la cobertura de atención para la salud mental es todavía precaria en el país, pues hasta 2011 en México había 10 profesionales de este tipo por cada 100 mil habitantes, mientras que en los países con mayores ingresos la cifra sube hasta 50 especialistas (entre psiquiatras, personal de enfermería, psicología y trabajo social) por cada 100 mil habitantes.
Además de la escasez de especialistas, las personas con trastornos de salud mental enfrentan la centralización de los servicios de salud, afirmó.
“Los que estamos en la capital tenemos la ventaja de tener importantes centros para el manejo de la psiquiatría y problemas de salud mental, sin embargo, fuera de la ciudad hay lugares en donde no se acercan a tener un manejo ni remotamente adecuado”, relató.
De ahí que la conmemoración del Día Mundial de la Salud Mental sea una oportunidad para que el personal de salud, pacientes y activistas recuerden la necesidad de atender las necesidades en la materia.
Según cifras de la Organización Mundial de la Salud, más del 20 por ciento de las personas mayores de 60 años sufren de algún trastorno mental, siendo entre los más frecuentes la demencia, depresión, ansiedad, delirios y alzhéimer, refirió Calleros.
A pesar de ello y de que los trastornos de salud mental son la mayor causa de discapacidad en el mundo, dijo el especialista, en México la inversión es muy menor.
“Poco se destina a la detección, a la prevención y sobre todo a la rehabilitación. La OMS normalmente recomienda que se invierta entre un 5 y un 10 por ciento del Producto Interno Bruto en gasto de salud mental, sin embargo, hemos estado rondando el uno por ciento, el 2 por ciento”.
También dijo que se requiere de una atención integral de los trastornos de salud mental, pues incluso las personas cuidadoras pueden presentar alteraciones en caso de no recibir el tratamiento adecuado.
“Desafortunadamente, estos padecimientos cerebrales, llegan a condicionar seriamente la autonomía de las personas mayores tanto en lo físico como en lo mental. El grado de dependencia es tal que, incluso, se llega a desgastar la funcionalidad de su cuidador (quien, a largo plazo, puede presentar algún daño o perturbación mental”.
Insomnio, un trastorno que tiene efectos en cadena
Mientras que Alejandro Jiménez Genchi, coordinador de la Clínica del Sueño del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente, expuso sobre los principales trastornos del sueño y sus consecuencias en la población.
El trastorno de insomnio en la población mexicana, expuso Jiménez, alcanza una prevalencia de hasta el 18 por ciento, mientras que las dificultades para dormir alcanzan hasta al 39.7 por ciento de las personas en el país.
De la falta de atención de este trastorno, cuando ya genera consecuencias como cansancio, cambios en el estado de ánimo y una reducción de la calidad de vida, pueden desarrollarse otras condiciones como mayor riesgo de accidentes de tráfico y laborales, enfermedades cardiovasculares, cerebrovasculares y metabólicas, trastornos psiquiátricos, menor calidad de vida, ausentismo laboral y presentismo, además de un mayor uso de servicios de salud.