Compromisos puntuales, una nueva forma de cuestionar a los candidatos a la gubernatura de Jalisco en temas de discapacidad
Ocho organizaciones de la sociedad civil de Jalisco que trabajan con y para distintas personas con discapacidad y dos universidades realizaron el cuestionario que será contestado por quienes quieren gobernar Jalisco.
23 de abril de 2024
Francisco Javier Munguía
Las ocho organizaciones de la sociedad civil integrantes del colectivo #YoTambiénVoto2024 en Jalisco celebraron este lunes junto a casas de estudio una reunión en la Universidad del Valle de Atemajac (UNIVA). ¿El motivo? Crear un cuestionario para que las personas candidatas al gobierno de Jalisco elaboren sus propuestas de atención a las principales problemáticas que las personas con discapacidades (pcd) enfrentan día con día: Claudia Delgadillo, Laura Haro y Pablo Lemus.
La labor no fue fácil, pues sobre la mesa se pusieron 10 grandes ejes temáticos que debieron analizarse y discutirse para obtener un producto final directo, práctico, concreto y que represente la visión de las organizaciones que trabajan con y para personas con todo tipo de discapacidades.
A continuación te platicamos un poco del proceso.
¿Cómo llegamos al encuentro?
Previo a la reunión presencial de este lunes 22 de abril, en Yo También sostuvimos videollamadas personales con algunos representantes de organizaciones locales para hablarles sobre el proyecto #YoTambiénVoto e invitarlos a participar. En Jalisco nuestro medio aliado es El Informador, quien también publicará las entrevistas.
Aquellas organizaciones que aceptaron se le pidió que escribieran las cinco preguntas que más le interesaba hacer a las personas candidatas a la gubernatura. Estas se agruparon por ejes temáticos.
En total se recibieron 42 planteamientos que debían reducirse a la menor cantidad posible y al proyecto de una entrevista corta. En ese contexto y pasadas las 10 de la mañana, arrancó el debate en el Aula Magna de UNIVA para determinar la redacción final del escrito. Katia D’Artigues, cofundadora de Yo También, comenzó ofreciendo un panorama de la situación del estado, desde el número de pcd registradas en el Censo 2020, hasta el porcentaje que tiene acceso a servicios de salud o a una pensión.
El diálogo se abrió con el tema “accesibilidad”, el que más propuestas agrupó con 12 (aunque casi todas orientadas a transporte público y movilidad urbana de personas usuarias de silla de ruedas, con discapacidad visual o auditiva). ¿Cómo estructurar una docena de puntos de vista para que se conviertan únicamente en dos?
Refugio Coronado, fundadora de ‘Algarabía’ -A.C. dedicada al trabajo con de pcd intelectual y psicosocial-, señaló la importancia de reconocer la diversidad existente dentro de las propias discapacidades, tanto en sus tipos como en las necesidades y ajustes razonables que se requieren en todos los espacios públicos, no sólo en el transporte.
A esto, le siguió María Nazaret, mujer con hipoacusia y representante de la organización ‘Hipoacusyqué’, quien recordó que las opciones para la inclusión de personas con discapacidad auditiva va más allá de intérpretes de Lengua de Señas Mexicana o subtítulos. Hoy se cuenta ya con tecnologías poco implementadas en el país a las que hay que impulsar, como el bucle magnético, un método que aísla el ruido ambiental para que quienes utilizan auxiliares auditivos, como ella, puedan tener una mejor comunicación.
Finalmente en la materia se habló sobre la violación al derecho a la información de pcd por la nula accesibilidad, por ejemplo, en las campañas. “De los tres últimos procesos electorales, ésta es la campaña que menos criterios de accesibilidad ha tenido”, comentó Rodolfo Torres, profesor de UNIVA y ex titular de una de las dos direcciones que atienden a pcd en el gobierno de Jalisco.
Para garantizar la representación de todas las organizaciones, y tras casi una hora de diálogo, la redacción se modificó a “accesibilidad universal”, que incluye la infraestructura urbana, a la movilidad y al transporte de forma transversal en los sectores público, privado y social. Sobre derecho a la información, se habló de la “incorporación de formatos accesibles en todos los servicios, espacios y procesos” para dar paso a los ajustes razonables poco explorados en México.
Temas de consenso fácil y rápido
Si bien el arranque significó un reto por la dimensión del tema y por ser la accesibilidad un derecho llave a otros, lo cierto es que también hubo otros campos cuyas preguntas de origen fueron sumamente certeras y lograron convencer rápidamente a todas las personas presentes, por ejemplo, la inclusión laboral.
Para este eje se enviaron siete cuestionamientos que coincidentemente se orientaron a la integración de pcd a la vida económica con oportunidades de empleo dignas, que permitieran crecimiento profesional e incluyeran todos los derechos laborales. Por tanto, la compactación de las siete preguntas fue sencilla, quedando la redacción de la siguiente forma: “¿Qué porcentaje de personas con discapacidad propone usted que deben estar contratadas en los sectores público y privado?, ¿cuál es su estrategia para incentivar esta inclusión y para garantizar su estabilidad laboral?”
Con lo anterior no sólo se pregunta el cómo, sino que se pide a la persona candidata pronunciar de viva voz y en video un porcentaje mínimo que, de ganar, deberá cumplir. En su defecto, se cuenta con herramientas y evidencia para la exigencia del mismo. Entre los pocos apuntes hechos destacó el de Rodolfo Torres, quien criticó que en la administración pública se acostumbra encasillar a pcd únicamente en áreas de igualdad, no discriminación, inclusión o afines.
“¿Por qué no pensar que las personas con discapacidad puedan estar en turismo, en la secretaría de mujeres, en seguridad, en cultura?”, dijo al invitar a la reflexión.
A esto se suma el tema de educación, que con tres preguntas originales similares entre sí buscó de fondo un único objetivo: ¿Cómo garantizar educación inclusiva y universal desde el nivel básico hasta superior?
Lo cierto es que en este punto ni siquiera existió debate o discusión, se aprobó en automático.
Lo destacable fue que Noé Albino, jefe de la Unidad de Inclusión de la Universidad de Guadalajara, compartió datos estadísticos: en esa casa de estudios, hay un porcentaje de cuatro por ciento del alumnado con alguna discapacidad, entre ellas 11 personas sordas en diferentes licenciaturas que cuentan con intérpretes a su disposición y cuatro mil estudiantes con discapacidad auditiva.
La experiencia previa entró en juego para el tema de salud
Al llegar al eje de salud, uno que se antojaba sumamente complejo, se optó por adoptar la pregunta diseñada en Yucatán, donde para velar por la mención del mayor número de discapacidades existentes y evitar tecnicismos, se redactaron casos prácticos que permiten ejemplificar el panorama y sensibilizar.
Aquí el debate se centró en la violencia que el personal de salud ejerce en contra en las pcd al ni siquiera comunicar o explicar la condición con la que viven o la enfermedad que presentan y dirigirse sólo a personas que les acompañan, cuidan o asisten. Esto les pasa con más frecuencia a personas con discapacidad intelectual o psicosocial.
Al respecto intervinieron las organizaciones ‘Familias y retos extraordinarios’ y ‘Algarabía’, quienes construyen redes de apoyo entre familias con hijas o hijos con discapacidades intelectuales o múltiples.
De las seis preguntas originalmente planteadas se estructuró una sola que en su contexto menciona a personas ciegas a las que no es común que se les dé una receta médica que puedan leer, personas sordas que no pueden conocer su diagnóstico por falta de intérpretes o barreras como la falta cubrebocas transparentes que impide que lean labios, la falta de equipo específico para mujeres de talla baja o con discapacidad motriz que desean hacer una mastografía, las nulas cadenas de accesibilidad para concretar estudios médicos y la discriminación al no dirigirse al paciente con discapacidad intelectual.
También, a sugerencia de Albino, se contempló añadir las barreras que aumentan si se pertenece a la comunidad de la diversidad sexual, además de la indígena.
Por último, la pregunta contempla saber qué harían las personas candidatas en caso de ganar: “¿Qué medidas establecería para asegurar una atención de calidad, accesible sin discriminación a pcd desde el seguimiento prenatal, diagnostico, rehabilitación y atención oportuna a lo largo de su vida?”
De preguntas a compromisos
Con el fin de no dejar por fuera ninguna causa ni objetivo, las organizaciones fueron apuntando demandas específicas que no estaban entrando en preguntas más generales. Se acordó hacer un apartado de compromisos para preguntarle a las personas aspirantes al gobierno si harán acciones en específico en caso de ganar.
Los compromisos que #YoTambiénVoto busca son, por ejemplo, la permanencia del Sistema Estatal de Inclusión, la continuidad de trabajo de la Red Municipal, la ampliación y transparencia del programa ‘Jalisco Incluyente’, incorporar los derechos sexuales y reproductivos de pcd y el mejoramiento de mobiliario urbano accesible así como cambiadores inclusivos.
Sistema de Cuidados genera conflictos por uso de lenguaje
Todo es un ciclo, y lo que empezó con una discusión profunda debía terminar igual. La pregunta relativa al Sistema de Cuidados generó un debate mucho más intenso que el de accesibilidad, pues se centró en el uso del lenguaje, la perspectiva de género y la violencia.
La redacción originalmente se refería a “cuidadoras” en alusión a personas, no a mujeres, sin embargo, esto generó un rápido descontento por parte de Refugio Coronado, de ‘Algarabía’, quien no disimuló sus expresiones de desagrado e inmediatamente pronunció en voz baja: “No sólo son mujeres”.
A esto se sumó que las dos preguntas enviadas por organizaciones sí iban orientadas a la atención específica de mujeres con discapacidad y cuidadoras. La molestia de Cuquita (como le dicen de cariño) no quedó sólo en un murmuro. Pidió la palabra y abiertamente señaló su inconformidad por tratar el tema únicamente desde la perspectiva femenina, pues según ella refuerza estereotipos y la idea de que únicamente las mujeres deben ser las encargadas de cuidados y apoyos en el hogar.
La siguiente en tomar la palabra fue Mily Cruz, de ‘Familias y Retos Extraordinarios’, una de las autoras de las dos preguntas en discusión. Ella reconoció que, si bien hay hombres cuidadores no son la mayoría. Puso el ejemplo su marido, quien cuida de su hijo con discapacidad para que ella pueda acudir a este tipo de ejercicios, pero que son una minoría, por lo que pidió apegarse al tema y enfocarse no en el uso del lenguaje (cuidadoras), sino en el sistema integral de cuidados y la asistencia personal que impulsen la autonomía de pcd.
De aquí inició un nuevo debate, pues Katia comentó que para la redacción de las preguntas -desde una visión periodista y de comunicación- era vital escribirla lo más clara y entendible posible, con conceptos que la población en general comprenda para generar no sólo interés por conocer más sobre un tema del que ya han hablado o tienen noción, sino para difundir con éxito la causa que todas las personas buscamos: reconocimiento y ampliación de los derechos humanos para pcd.
Por lo anterior, Katia sugirió que para efectos de esta pregunta se hablara solo de cuidados, porque de cualquier forma habría que hablar de tres diferentes formas: cuidados, asistencia personal y también sistemas de apoyos. Mily se negó rotundamente. Argumentó que por el contexto que vive Jalisco, y al ser la única entidad federativa con un sistema de cuidados ya legislado próximo a entrar en vigor, así como casos municipales de éxito como el de Zapopan, las candidaturas están obligadas a saber sobre el tema, los diferentes tipos de apoyos y cuidados, y sus niveles.
Además, dijo que al omitir su mención en la redacción final se corre el riesgo de invisibilizar el impacto que apoyos y asistencia tendrían también para las personas cuidadoras.
“Es muy importante que se me garantice un sistema de apoyos, y es un derecho que mi hijo cuente con un asistente personal. Mi hijo va a la escuela dos veces a la semana, cinco horas por día. Si yo tuviera ese tiempo libre podría usarlo en mi autocuidado, nosotras vivimos con estrés horrible. Me encantaría poder ir con una amiga a tomar un café”, comentó.
Finalmente, Fátima Montoya, de ‘Tapatías con Discapacidad’, regresó al debate de perspectiva de género. Señaló que si bien hay hombres cuidadores, lo cierto es que en necesario el diseño de política públicas en la materia orientado a mujeres, pues sólo así se atiende la desventaja en la que han estado históricamente. Moldear acciones concretas con esta perspectiva no significa perpetuar un estereotipo, sino dotar de garantías a quienes históricamente han dedicado su vida sin pago de por medio a la atención de pcd. Se trata de buscar un piso mínimo y parejo.
También se refirió a la interseccionalidad que mujeres con discapacidad viven por su condición y su género, pues de acuerdo con la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares, ENDIREH, de INEGI, más de la mitad de este sector vive violencia física.
“Desde un enfoque feminista es bien importante ver dónde encuadrar el tema de las mujeres con discapacidad y mujeres cuidadoras. Al final del día se quedarán en círculos violentos por no tener la posibilidad económica o educativa de independizarse con sus hijas o hijos”, concluyó.
Tras cuatro horas de análisis, se pasó de más de 40 preguntas a 11 y siete compromisos que se prevé sean resueltos en máximo 30 minutos. La clausura del evento se acompañó de la fotografía oficial.
¿Quiénes integran #YoTambiénVoto-Jalisco?
Este proyecto colaborativo por unas elecciones inclusivas y accesibles se confirmó por las organizaciones: Algarabía, Comunidad Mexicana de Hipoacusyqué, Don Bosco sobre ruedas, Familias y Retos Extraordinarios, Fundación Andrea de Occidente, TG Soluciones, URVI (Unidad de Rehabilitación Visual Integral) y Yo También.
Además de organizaciones de la sociedad civil y medios de comunicación como nuestro aliado El Informador, también tuvimos la presencia de dos universidades: La Universidad del Valle de Atemajac, (UNIVA) y la Unidad de Inclusión de la Universidad de Guadalajara.
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