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El éxito del Dr. Simi o el fracaso del Estado Mexicano

Mientras el presidente buscará inscribir el derecho a la rehabilitación en la Constitución, son iniciativas del empresariado y sociedad civil las que en algún momento podrían acercar este derecho a más de 20 millones de personas.

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18 de enero de 2024

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Katia D'Artigues

Esta semana, tras su famosa y muy exitosa mercadotecnia, ese personaje y empresario llamado el Dr. Simi abrió un Centro de Rehabilitación para personas con discapacidad en Ciudad Nezahualcóyotl, en el Estado de México. 

Cruel coincidencia: lo hace por todo lo alto, acompañado por deportistas, el obispo de la zona y hasta Rigoberta Menchú, Premio Nobel de la Paz, a pocos días del 5 de febrero, fecha en la que el presidente Andrés Manuel López Obrador anunciará una serie de reformas que mandará al Congreso y que incluiría, según ha dicho, el derecho a la rehabilitación de las personas con discapacidad en la Constitución.

Conocí a González Torres sólo una vez, cuando en el 2006 lo entrevisté para un programa de televisión en el que trabajaba. Por esos días tuvo la puntada de lanzarse como un supuesto candidato independiente a la Presidencia y al foro donde grabamos llegó con todo y sus “simi-chicas”, jóvenes guapas vestidas con poca ropa que formaban parte de un espectáculo algo surreal y machista. 

Si algo me quedó claro fue su inteligencia como empresario: qué mejor campaña publicitaria que anunciar que quería ser presidente sin tener ninguna posibilidad de lograrlo. Me quedé con la impresión de que todo el show y la atención le divertían mucho. 

Lo ha seguido probando aunque ahora es su hijo, Víctor González Herrera, quien encabeza el negocio que es todo un conglomerado. 

El Grupo por un País Mejor, que es una asociación civil (figura legal que obliga a no tener lucro), es una mezcla de empresas e instituciones sociales que fue creado en 1999. Lo mismo tiene las empresas Farmacias Similares que Laboratorios Best, los Análisis Clínicos del Dr. Simi, los Transportes Farmacéuticos Similares que cinco iniciativas sociales: las Fundaciones del Dr. Simi, la de los mismos Laboratorios Best, una casa hogar Fundación Niños de Eugenia, el SIMISAE (que atiende la salud emocional, una necesidad imperante) y ahora la iniciativa de Centros de Rehabilitación para personas con discapacidad. 

El negocio de la salud con su componente social aderezado por tanto el peluche (que crea Cinia, una empresa para personas con discapacidad y que le avientan lo mismo a Iron Maiden que aparece en las puertas del Palacio de Buckingham tras la muerte de la Reina Isabel) y la botarga famosísima que baila afuera de las más de 8 mil sucursales que tiene Farmacias Similares. 

Negocio que tuvo un boom en la pandemia y que no hace más que crecer en un mercado estimado (tomo los datos de Expansión) en 6 mil 200 millones en 2020 y que llegará a 7 mil 890 en 2025 con tres cuartas partes del mercado de los genéricos.

El éxito del Dr. Simi se explica perfecto tras las muchas omisiones del Estado Mexicano y no sólo de este sexenio (aunque en éste hay que reconocer que le han echado ganas). Están a la vista: desabasto de medicamentos, intentos fallidos de “Super Farmacias” que según esto atacarían la corrupción, meses de espera para atenderse en instituciones de servicios de Salud, recortes de presupuesto injustificables e inauditos a servicios esenciales de salud física y mental.

Y ahora, aunque el Centro de Rehabilitación que se inauguró en Neza será financiado por la Fundación y es una iniciativa social, también tendrá mucho éxito. Las cifras lo garantizan: el 24 por ciento de los más de 20 millones de mexicanas y mexicanos con discapacidad (siempre incluimos en Yo También a aquellas que tienen limitaciones para vida cotidiana y condiciones de salud mental) no es derechohabiente de ningún servicio médico o institución de salud. 

Ellos, ellas y también sus familias (por lo que hay que multiplicar ese número por al menos cuatro) acuden a tratarse a las Farmacias Similares y las empresas que sostienen el grupo y se rehabilitarán en sus centros que no están limitados sólo a infancias y adolescencias. 

Si no lo hacen ahí pueden ir al Teletón, otra organización de la sociedad civil sin fines de lucro, la única, que recibe financiamiento del gobierno federal ante la malograda obligación del Estado de garantizar el derecho a la rehabilitación que López Obrador intentaría ahora inscribir en la Constitución.

Triste, pero cierto: en lugar de cargar con la Constitución para tratar de hacer valer un derecho que no será más que decorativo porque no hay presupuesto que lo sustente, más valdría hacernos de nuestro simipeluche y abrazarlo. 

Es el claro fracaso del Estado Mexicano y el gran éxito del Dr. Simi. 

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