Logotipo de Yo También
Mayra y Aryam sonríen para la foto.Mayra y Aryam sonríen para la foto.

Aryam nació con discapacidad auditiva; el esfuerzo de su mamá le consiguió un implante coclear para escuchar por primera vez

Aryam y Mayra tuvieron que pasar un gran reto, junto a toda su familia, para encontrar el tratamiento y el apoyo necesario para que la pequeña con discapacidad auditiva pudiera escuchar.

Ícono de calendario

15 de enero de 2024

Ícono de autor

Víctor Méndez

Aryam tenía sólo cuatro meses de edad cuando fue diagnosticada con hipoacusia bilateral profunda. En otras palabras, sordera. Actualmente, tiene 10 años y recibió un implante coclear que ayudó a mejorar su capacidad auditiva y su calidad de vida, pero el trayecto para lograrlo no fue fácil.

“Fue un duro golpe cuando nació, nadie sabía qué hacer”, cuenta la tía de la pequeña en entrevista con Yo También. Son residentes de Tamaulipas, donde no tenían los servicios necesarios para atender a Aryam. Pero eso no detuvo a su mamá.

El camino al implante

Viajó a donde le dijeran que podían ayudarla. Intentó buscar apoyo en el IMSS, “pero ahí de plano no”, buscó aparatos auditivos sin que alguno le sirviera. Hasta que la mamá de otro niño con la misma condición le recomendó visitar el Hospital Civil de Ciudad Madero.

Ahí empezó una peregrinación entre hospitales para recibir terapias y consultas, tan seguidas que Mayra optó por renunciar a su empleo para dedicarse por completo a su hija. Gracias a esto, encontró el camino, entre la burocracia, para que le otorgaran un apoyo monetario para operar a Aryam.

“Un implante cuesta mucho dinero. Gracias al Seguro Popular fueron encaminando a mi hermana y operaron a Aryam casi en el límite de edad, porque de los cuatro años en adelante ya no se puede”, recuerda la tía de la pequeña.

La cirugía para colocar el implante coclear de Aryam fue en el Hospital Infantil de Pachuca. Mayra no conocía la ciudad, ni tenía algún amigo o familiar ahí, pero incluso con el miedo, viajó con su hija y halló la forma de pasar los días. Con el tiempo, conocidos le ofrecieron su hogar y apoyo cuando necesitaba ir. Esto, más el respaldo de la organización Cáritas de Tampico, hicieron posible que Aryam comenzara a escuchar.

La vida de Aryam

El proceso médico de Aryam la hizo retrasarse año y medio en la escuela. Esto, sumado a su discapacidad, la apartaron de sus compañeros quienes le hacían bullying y la discriminaban. Aryam tiene ahora 10 años y es tímida. Sonríe y se esconde cuando le hablas. Aunque no a la primera, te escucha y entiende gracias a su implante coclear y a que lee los labios.

“Lleva una vida normal. A veces no entiende tanto las conversaciones, pero la ayudamos a que se integre”, señala su tía, aunque reconoce que su educación y desarrollo requieren de mucha paciencia.

Toda la familia de Aryam está comprometida con ella y sus terapias. Su mamá, su tía y su abuelita están pendientes siempre de ella, como lo estaba su abuelo antes de ser víctima del Covid-19 durante la pandemia.

Ahora Aryam estudia el 4° año de primaria y ya sabe leer y escribir. Tiene una gran capacidad de aprendizaje y con el seguimiento de terapias, esperan que pueda salir adelante, pero también que haya un cambio en la cultura del país.

Un cambio necesario

La cultura debe cambiar, desde lo más alto hasta lo más bajo. A veces quisiéramos hacer cambios pero cuando no hay apoyo por parte de los funcionarios públicos, es imposible”, explica. Y agrega también que la propia discriminación en ocasiones viene desde casa: “la propia familia los da por perdidos y ya no hay nada qué hacer”.

La familia de Aryam ha hecho un trabajo constante en tener comunicación siempre con ella. “Si un niño sin discapacidad corre peligro físico o emocional, un niño con esta discapacidad lo corre aún más.”

Su mamá conversa con ella sobre su día, sus compañeros, cómo le fue con las actividades escolares, pero también sobre cómo proteger su cuerpo y cómo nadie la puede tocar. Quiere que le quede claro que puede acercarse a ella para contarle cualquier cosa.

También agradecen el compromiso de los maestros, quienes se esfuerzan con sus propios medios cuando las escuelas o autoridades no les dan los recursos, y aceptan que siempre han tenido la suerte de tener profesores incluyentes y preocupados por la educación de Aryam.

“Los maestros son muy receptivos, pero porque ven que a la mamá le interesa. Gracias a Dios, los maestros la han aceptado y apoyado”.

Relatos extraordinarios

La historia de Aryam y Mayra es parte del libro Relatos extraordinarios: Voces de inclusión, de la Doctora Claudia Vargas y la autora Leticia Veruete-McKay, quienes buscaron poner el foco sobre personas con discapacidad y el esfuerzo extra que deben hacer en situaciones que para el resto son cotidianas, pero también como una forma de concientizar a la población sobre las discapacidades que existen en México y cómo podemos apoyarlas e integrarlas. 

Te interesa:

“Una oportunidad de vida”: Lorena es mamá de joven con autismo; así fue el camino para ayudar a su hija

Él es Víctor Zurita, el primer diputado sordo de la política mexicana

Mireia Mendoza,  la primera modelo del mundo que ‘muestra’ su sordoceguera sobre la pasarela