Padres y madres denuncian desmantelamiento del Instituto Nacional para la Rehabilitación de Niños Ciegos
La escuela, que desde hace 60 años está especializada en discapacidad visual, comenzó a recibir estudiantes de otras discapacidades. También denuncian deterioro general y que no han recibido libros de texto.
26 de octubre de 2023
Víctor Méndez
Cuando Yanet Victoria llegó al Instituto Nacional para la Rehabilitación de Niños Ciegos y Débiles Visuales (INNCI) para que su hija comenzara el nuevo ciclo escolar se sintió extraña. Acostumbrada a reconocer a todas las mamás y las personas del exterior luego de 12 años de asistir a esta escuela, estaba fuera de lugar al ver que ahora eran otras las mujeres que se saludaban y se reconocían gracias a los compañeros de sus hijos. Ésa fue la primera alerta roja.
El INNCI está ubicado en Coyoacán, en la colonia del Carmen, y desde 1952 se dedica a atender a niñas y niños con discapacidad visual, quienes necesitan una educación especializada y distinta a la de otros estudiantes. Este ciclo escolar, madres y padres se sorprendieron al enterarse que ahora hay alumnos con otras discapacidades, como autismo y síndrome de Down, e incluso niños sin discapacidad alguna.
“A nosotros nunca se nos notificó la transición hasta ahorita, ni la DGOSE (Dirección General de Operación de Servicios Educativos) ni la escuela emitieron un documento donde se deroguen los decretos de que esta escuela atiende a niños ciegos”, menciona Yanet Victoria en entrevista con Yo También.
Yanet es mamá de una niña de 12 años que justo este 2023 entró a primero de secundaria. Ingresó al INNCI desde que tenía cuatro meses, cuando Yanet buscó una escuela donde pudieran enseñarle de acuerdo con sus capacidades y lograr integrarla.
Nuevo director, el inicio de los problemas
Durante décadas la escuela funcionó bien, pero todo cambió con la llegada de un nuevo director al plantel en 2021: Elías Galicia Jesús, a quien los padres señalan de desmantelar y alterar al instituto. “Quitaron clases, los maestros comenzaron a jubilarse o a fallecer por la pandemia, pero ninguno fue sustituido; cambios que provocaban faltas, pero no vimos lo graves que serían”.
Yanet cuenta que anteriormente podían festejar el Día del Niño con ayuda de la alcaldía, que les llevaba una feria, o las fiestas decembrinas cuando un sacerdote de una iglesia cercana donaba piñatas para los niños, pero el director lo prohibió, señalando que se habían terminado esos “privilegios”.
Más tarde afectó directamente al desarrollo escolar: se acabaron las clases de computación, las niñeras de los niños comenzaron a faltar y llegar más tarde, se despidió a la maestra capacitada para un aula sensorial por lo que ya no puede utilizarse, la biblioteca se desmanteló y los audiolibros quedaron arrumbados, empolvados y sin certeza de tener un inventario, reveló la madre.
Encima de todo esto, la escuela no ha recibido libros de texto gratuitos para que alumnos y alumnas puedan trabajar. Ni hablar de los libros accesibles, en braille y macrotipo, para estudiantes con discapacidad visual. Bajo la excusa de que hay polémica respecto a ellos, todo parece indicar que no se han impreso siquiera, de acuerdo con denuncias de diversos activistas.
La situación no sólo molestó a padres y madres de familia; los propios maestros los motivaron a quejarse con el director, pero con resultados negativos para ambos. “Amenazaba a los maestros de que si nos alborotaban, los iban a correr. La maestra de Educación Física se quejó y al otro día ya no le dieron permiso de dar clases”, contó Yanet.
De INNCI a CAM: un cambio del que nadie se enteró
Pero este regreso a clases fue la gota que derramó el vaso: ni padres ni maestros sabían que a partir de ahora el INNCI se transformaría en el Centro de Atención Múltiple (CAM) N°25. Los CAM son servicios de educación especial que escolarizan a alumnos y alumnas con varias discapacidades, para lo cual se requieren maestros especializados en esto, así como personal capacitado, cosa con la que no cuenta este plantel.
“Las maestras son licenciadas en ceguera. Hay maestras que tienen 35, 40 años ahí. No estamos en contra de los niños, no queremos que sea vea como discriminación, pero dejan sin lugar a nuestros hijos”, menciona Yanet Victoria.
Y no es una exageración. Los padres del INNCI mostraron su indignación cuando a la mamá de niños con baja visión les negaron la inscripción por falta de lugar cuando ambos asisten desde el preescolar. Iban a integrarse a 2° y 3° de secundaria.
Esa misma semana, llegaron otros dos niños con discapacidades y fueron inscritos sin problema. “Ese día tomamos la decisión de cerrar la escuela.”
Inicio de las protestas
El 29 de septiembre, padres y madres amenazaron con cerrar la avenida Churubusco para protestar por el desmantelamiento de la escuela. Al lugar llegó Guadalupe Lizette Romero, directora de Educación Especial de Ciudad de México. Con ella negociaron la destitución del director, la reubicación de los alumnos que no tuvieran discapacidad visual, y cero represalias contra el personal docente y administrativo que los apoyó.
“Lo único que hizo fue llevarse al director. Físicamente ya no regresó a la escuela, pero nos enteramos que seguía fungiendo desde Educación Especial”, denunció Yanet. Tras esto, decidieron quejarse con la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), quienes actuaron rápidamente y, tras una junta con Germán Bautista y Eliseo Guajardo Ramos, funcionarios de esa institución, se programó una visita a la escuela.
Yanet cuenta que la CNDH hizo un excelente trabajo y gracias a esto hubo avances en el caso. Fueron testigos del desmantelamiento, de cómo “el INNCI estaba en bodegas” y documentaron la falta de un espacio adecuado para atender otras discapacidades en este plantel.
Yanet es muy enfática en que esta queja no es contra los nuevos alumnos que entraron, ni contra sus mamás. Apunta que la educación no es la adecuada para ellos: “Se enseña a leer y escribir en braille, las clases son más auditivas, se enseña matemáticas con ábaco; es una educación muy diferente y que pone a estos niños en desventaja”.
La situación ha molestado a los otros padres de familia que no saben que esta escuela no siempre había sido un CAM, por lo que también han ofrecido resistencia contra las madres y padres de los alumnos con discapacidad visual. “Llegaron mal informados, están furiosos porque creen que los queremos sacar a fuerzas”.
Efectos en los alumnos
“Las personas ciegas son muy perceptivas a los sentimientos; sienten mucho a una persona cuando está de malas, alegre, enojada y su humor cambia mucho respecto a eso”, explica Yanet y agrega que su hija ha resentido mucho este cambio, provocando problemas de sueño y de estados de ánimo.
También cuenta el caso de un niño ciego que también vive con autismo y es usuario de Risperidona, un medicamento psiquiátrico, y que a raíz de este cambio en su aula ahora recibe una dosis más alta.
En pie de lucha
Para las familias que traen a sus hijos al INNCI de Coyoacán no hay mucha opción de cambiarlos de escuela. Para muchos, es la única opción y por eso acuden desde zonas tan lejanas como Tlalnepantla, Chalco o Naucalpan, Estado de México. La propia Yanet vive en Topilejo, un pueblo entre el límite de la Ciudad de México y Morelos.
“El mensaje es que yo como mamá no me rendiré. Quiero que se respete la educación adecuada a las necesidades de cada niño y no que sea de chile, mole y pozole, eso no es respetuoso para ningún alumno y tanto la SEP como Educación Especial deberían saberlo, se supone que para eso existen, pero no están haciendo su trabajo”, exige Yanet.
Agregó además que todas las herramientas que ellos como padres luchan por darles se ven limitadas por situaciones así, que terminan por desmotivar todo su esfuerzo. “Necesitamos más personas con empatía y valor para poder sacar a estos niños al mundo… ¿Cómo me piden que los deje aquí si en la educación me encuentro con personas de este tipo? Más que discriminación, es violencia contra mi hija y todos los niños”.
La CNDH en acción
Tras la visita de la CNDH a la escuela, se realizó una reunión el pasado jueves 19 de octubre con padres de familia. Ahí se mostró preocupación por el “abandono total de la escuela”, donde se encontraron muebles arrumbados, clima tóxico hacia maestros, desproporción de alumnos en cuanto a maestros y la falta de perfiles idóneos para alumnos con discapacidades más allá de la visual.
“Han perdido de vista la calidad educativa; está dejando de ser para niños con discapacidad”, señalaron, además de apuntar que ningún grupo está recibiendo la educación adecuada, partiendo desde los perfiles de maestros hasta los materiales.
Además, hablaron de la falta de protocolos de evacuación, de prevención de discriminación y de violencia escolar, especificando que no se trata sólo de este plantel, sino que es una situación de la que adolecen todos los CAM, lo que podría aumentar los daños en casos de desastres.
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