Demencia y fútbol: un tabú en el deporte más popular del mundo
La muerte de dos jugadores considerados leyendas del Athletic hizo sonar las alarmas sobre la importancia de tratar a tiempo las enfermedades neurodegenerativas.
20 de enero de 2023
Ivett Rangel
Fidel Uriarte y Txetxu Rojo fueron dos jugadores extraordinarios que formaron la mítica ala izquierda del Athletic de los años 60 y, aunque nunca han sido olvidados, la reciente muerte del segundo destapó una situación que muchos han preferido mantener oculta: la existencia de enfermedades neurodegenerativas en el fútbol.
Uriarte murió en 2016 a los 71 años, mientras que Rojo falleció apenas a los 75, sin embargo, sus decesos detonaron en España la conversación sobre las enfermedades neurodegenerativas en el fútbol, deporte al que se prefiere asociar a la comunicación y publicidad positivas, reporta el diario El País.
En Estados Unidos, varias investigaciones han revelado el inusual porcentaje de encefalopatías crónicas traumáticas (ECT) en las autopsias realizadas a exjugadores de la NFL, la Liga profesional de fútbol americano. El Journal of Medical Association publicó en 2017 un informe de la Universidad de Boston que detectaba el ECT en 110 de 111 de las autopsias efectuadas a exjugadores.
A partir de esos estudios, los estadounidenses han profundizado en un debate que obligó a cambios de protocolo en el tratamiento de las conmociones y en tajantes medidas disciplinarias en cierto tipo de colisiones frontales.
De hecho, cada vez son más los jugadores de fútbol americano que han optado por un retiro temprano ante el temor a desarrollar una ECT.
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Algo similar ocurre en algunos países europeos, como Inglaterra, donde las ligas de fútbol se han hecho conscientes de la importancia de que existan medidas de prevención que eviten que las y los jugadores infantiles se golpeen en la cabeza, al recibir el balón, o al chocar con otros en la cancha de juego.
En 2002, a la edad de 59 años, murió Jeff Astle, antiguo delantero del West Bromwich Albion y de la selección inglesa. Una autopsia realizada en 2014 reveló que había desarrollado encefalopatía crónica traumática, conocida anteriormente como demencia pugilística.
La muerte de Astle fue calificada como una enfermedad laboral y su familia creó la Fundación Jeff Astle para promover investigaciones, realizar estudios y dictar medidas que limiten los riesgos de los jugadores desde la infancia.
En 2019, un estudio comparó en Escocia a miles de futbolistas con una amplia muestra de ciudadanos. El resultado fue elocuente: a partir de los 65 años, los exjugadores eran 3.5 veces más proclives a sufrir un proceso neurodegenerativo.
Y añadió un dato adicional que no resulta menor. De los 11 titulares de la selección inglesa que ganó el Mundial de 1966, sólo sobreviven el delantero Geoff Hurst y Bobby Charlton, diagnosticado con demencia en 2020. Otros cuatro jugadores —Jack Charlton, Ramon Wilson, Nobby Stiles y Martin Peters— fallecieron después de largos procesos de demencia, reporta el diario español.
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Estudios más recientes alertan sobre el hecho de que las condiciones desarrolladas por los exfutbolistas ofrecen una mejor perspectiva de análisis que lo que ocurre con personas de entre 40 y 50 años que no practiquen de manera profesional el deporte, aunque sí tienen una saludable relación con el ejercicio y los beneficios de este sobre la actividad cerebral.
Pero esta relación se modifica drásticamente cuando los exfutbolistas profesionales sobrepasan los 65 años y se multiplica de forma desproporcionada la tasa de procesos neurodegenerativos, según una investigación de la East Anglia University, dijo el diario español.
Por Redacción Yo También