“La tecnología hace posible lo imposible”: diseñador de una silla de ruedas operada con la mente
Carlos Abad, finalista de los Global eAwards, asegura que esta tecnología puede aplicarse también en exoesqueletos.
13 de marzo de 2024
Redacción Yo También
La tecnología puesta al servicio del bienestar de las personas, especialmente las más vulnerables, logra cosas increíbles. Al menos es la filosofía de Carlos Abad, un ingeniero ecuatoriano que diseñó un dispositivo que permite mover una silla de ruedas solo con pensarlo.
Abad sabe que esto parece ciencia ficción, pero asegura que para idear dispositivos como el suyo solo hace falta que la tecnología tenga un enfoque más social. De hecho, en entrevista con 20 Minutos, aventuró que con la inversión adecuada, su invento podría aplicarse incluso en exoesqueletos.
El ecuatoriano es el ganador de los eAwards, versión nacional, y finalista de los Global eAwards. Tras ello, espera que alguna entidad se anime a invertir en un proyecto que mejoraría mucho la calidad de vida de las personas con discapacidad (pcd).
Los eAwards, que premian a startups que ponen la tecnología al servicio de la sociedad, abrió el 21 de febrero la convocatoria para este 2024.
¿En qué consiste el proyecto ganador de Abad?
Básicamente, lo que nosotros hemos desarrollado es un sistema que se coloca en nuestra frente. Se trata de un tipo de diadema con la que, a través de unos electrodos, filtra las señales de nuestro cerebro, y a través de estas señales, nosotros podemos emitir control hacia nuestros dispositivos eléctricos y electrónicos. En este caso, es una silla de ruedas, pero podríamos adaptarlo a cualquier otro dispositivo.
¿Cómo se les ocurrió esta innovación? ¿Tenían anteriormente alguna relación con la discapacidad?
La verdad es que no teníamos a nadie cercano con discapacidad, simplemente estábamos mi hermano y yo analizando varios tipos de proyectos relacionados con el control mental, y como yo soy ingeniero de comunicaciones -la base de mi carrera es el control de señales-, pensé en cómo podía transformar estas señales en movimiento de las cosas. Después decidimos que estaría bien darle ese enfoque social, que ese movimiento fuera el de una silla de ruedas.
Han usado una tecnología muy usada en videojuegos. ¿Qué tecnología es?
La tecnología se llama BCI, que es un interfaz cerebro-computador. Vimos cómo funciona un encefalograma, filtramos varias señales que podrían llegar a ser voluntarias en el cerebro y las conectamos a una computadora. A través de la computadora, detectamos ciertos tipos de intenciones del cerebro para poder realizar cierto tipo de acciones.
Pero lo más innovador de mi proyecto es que, normalmente, para procesar este tipo de señales, necesitamos una laptop o de una computadora física, y nosotros conseguimos hacerlo con microcontroladores, lo que permite tener una batería de litio para que dure dos o tres días sin problemas, no unas horas como un laptop.
Nuestro objetivo es que las personas con alguna discapacidad puedan, simplemente, como el resto de las personas, pensarlo y hacerlo
¿Podría esta tecnología tener otras aplicaciones en el mundo de la discapacidad?
Sí, porque se puede adaptar a otros dispositivos electrónicos. Así, podemos imaginarnos a una persona con una movilidad muy reducida controlar los canales de la televisión, las luces de su casa… El objetivo que nosotros tenemos con este dispositivo es que las personas con alguna discapacidad puedan, simplemente, como el resto de las personas, pensarlo y hacerlo.
Así, cuando una persona con discapacidad use nuestro dispositivo y quiera moverse, simplemente lo va a pensar. Es decir, queremos devolverle la interacción natural con el ambiente. Actualmente, tenemos adaptadas las sillas de ruedas, pero el objetivo es llevarlo incluso a exoesqueletos para que personas incluso con paraplejia logren integrarse en la sociedad de una manera mucho más plena.
Recientemente hemos visto como Elon Musk, con Neuralink, ha logrado implantar un chip en el cerebro de un ser humano y podría controlar teléfonos, autos incluso… El control que nosotros hemos ideado es parecido, pero es mucho menos invasivo, pues no tenemos que implantar nada en el cerebro.
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