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Emily Katy sonriendo mientras sujeta un sombrero que lleva en la cabeza.Emily Katy sonriendo mientras sujeta un sombrero que lleva en la cabeza.

Emily se enteró que vivía con autismo hasta que era adulta: “Sólo cuando me diagnosticaron, mi vida tuvo sentido”

Emily pasó gran parte de su adolescencia lidiando con ataques de pánico y ansiedad sin saber la razón. Intentó quitarse la vida y sentía que no encajaba en el mundo hasta que dieron con un diagnóstico certero: vivía con autismo.

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24 de abril de 2024

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Redacción Yo También

Fue a sus 13 años, en medio de un viaje escolar, cuando Emily Katy tuvo su primer ataque de pánico; antes había intentado esconder su ansiedad, hacía muchos esfuerzos por encajar entre sus compañeros del colegio, tratando de caer bien a toda la gente.

Una vez pasado el primer episodio, eran cada vez más frecuentes las crisis de ansiedad, en poco tiempo, según sus propias palabras, se había transformado.

El ruido, las multitudes, las personas extrañas, los cambios de rutina o los pensamientos sobre la muerte, cualquier cosa podía detonar un ataque de pánico.

El colegio se convirtió en un infierno en la tierra. A medida que mi ansiedad aumentaba, comencé a experimentar sentimientos negativos sobre cosas malas que le pasarían a mi familia o sobre gérmenes que los enfermarían. Sin embargo, a pesar de que me escapaba del colegio o de entrar en pánico cada vez que sonaba la alarma durante un simulacro de incendio porque no podía soportar el ruido, nadie sugirió que podría sufrir de autismo (sic). Tenía amigos. Tenía las mejores calificaciones. Hablaba sin problemas. Decían que solo sufría de ansiedad”, contó Katy a la BBC.

A los 16 años intentó quitarse la vida, debido a que creía que no tenía lugar en el mundo, al que veía como un sitio que no estaba diseñado para personas como ella.

Tras el episodio, sus padres la llevaron a un centro de los Servicios de Salud Mental para Niños y Adolescentes (CAMHS), donde en un inicio aceptó su reclusión. A las tres semanas de su internamiento le quitaron el cuaderno en el que apuntaba las experiencias vividas en el centro.

“El problema es que escribir era la única forma de poder lidiar con un ambiente que sentía que estaba fuera de mi control.”

Entonces pidió irse.

Tres meses después de su internamiento fue diagnosticada con desorden generalizado de ansiedad y personalidad.

Sin embargo, poco antes de cumplir 17 años, en consulta privada, obtuvo el diagnóstico que le cambiaría la vida. “Creo que solo hay una explicación sobre todo lo que has pasado y eso es autismo”, le dijo un psiquiatra.

Esas palabras le cambiaron la vida para siempre.

“En ese preciso momento, mi mundo cambió. Aunque no sabía mucho sobre el tema, sentí un alivio enorme: sentí que todo lo que había pasado no era mi culpa”, recordó.

Luego volvió a ser internada por unos días y después comenzó el blog Auténticamente Emily, en el que cuenta sus experiencias.

Posteriormente, Emily se involucró en la Red de Jóvenes con Autismo y se dio cuenta de que no estaba sola, aquella rabia que sentía era la que habían experimentado muchas otras mujeres en su país.

“Nunca quise escribir un libro de memorias. Pero resultó que no podía compartir lo que necesitaba decir sin contarle al mundo sobre mí en el proceso. No quería que otros jóvenes pasarán por lo que yo tuve que pasar”, recordó Emily, autora del libro “Joven desenmascarada: cómo descubrir mi autismo me salvó la vida”.

Ahora de 22 años y residente del centro de Reino Unido, Emily narró cómo su experiencia en instituciones de salud mental la alentó para convertirse en una enfermera especializada en la materia.

Y es que en uno de sus internamientos, una enfermera del CAMHS le ayudó a sentir menos miedo y soledad y quiso replicar ese apoyo para otras personas. Apenas en enero de este año fue diagnosticada con trastorno de atención, lo que ayudó a explicar otros cuadros que el autismo no pudo.

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