Autismo en la adultez: Luciana recibió su diagnóstico a los 48 años
En la búsqueda de un diagnóstico que explicara los síntomas de su hija, llegó al suyo: condición del espectro autista.
20 de febrero de 2024
Redacción Yo También
A los 48 años, la artista e ilustradora Luciana Garabello fue diagnosticada con autismo, después de transitar por consultorios para su hija, que desde los seis años estaba en tratamientos neurológicos.
Luego de sentir que “algo no cerraba”, Luciana y su esposo decidieron buscar otra opinión que les llevó a más estudios hasta que obtuvieron un diagnóstico para su hija: condición del espectro autista.
“Entonces, todo cobró sentido y logramos hilvanar algunas de las características de nuestra hija: dislexia, epilepsia, TDAH. Paralelamente a este torbellino, surgieron preguntas que nos hicimos como padres, no sólo sobre el desarrollo de nuestra hija, sino también sobre la historia clínica de cada uno de nosotros. El autismo puede tener un componente hereditario y ahí, como Alicia en el país de las maravillas, caí yo”, cuenta Garabello en un testimonio para Ohlalá.
Luego llegó la pregunta clave para Lucía.
“‘Dime, Lu, ¿tomaste medicaciones psiquiátricas alguna vez?’ Ahí mismo me desmoroné mientras le enumeraba mis 48 años de tratamientos para la ansiedad, la depresión y la desregulación emocional, entre otras cositas”, continúa la narración de la artista asentada en Argentina.
En el testimonio, Garabello describe la frustración inicial que vivió tras saberse diagnosticada tan tarde.
“No entendía cómo no me lo habían diagnosticado antes. Había vivido 48 años sintiéndome diferente, hiperventilando mi ansiedad en reuniones sociales, tratando de entender los grises cuando mi mente procesa todo en blanco o negro. En ese momento toqué fondo y estuve muy triste, confundida, enojada, paranoica, culposa”, sigue la artista.
Luego llegó la calma con la ayuda de la terapeuta de la hija de Luciana. Entonces supo que, al igual que ella, son muchas las mujeres que reciben el diagnóstico en la edad adulta, mientras que para otras no llega jamás y se resignan a creer que hay algo “roto” dentro de ellas.
“Esto se debe a que, hasta hace muy poco, se creía que el autismo era una condición sólo de varones. Quizá por sesgo de género o porque los rasgos que presentan las mujeres son diferentes, o porque, hábil y tristemente, solemos enmascararlos sin darnos cuenta, en un afán de ser aceptadas”, reflexiona Garabello.
El año pasado, la artista trabajó junto a su hija Luisa Oxenford en el libro “Sin ofender", que habla de la neurodivergencia y que está próximo a salir a la venta.
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