Un trabajo de todos y todas: Así se puede incluir alumnos con discapacidad visual en las escuelas
La maestra de Mateo se dio cuenta que necesitaría actividades sensoriales especializadas para él, un niño con discapacidad visual, si quería lograr una verdadera inclusión en el aula. Así lo consiguió.
5 de febrero de 2024
Redacción Yo También
Mateo tiene cinco años, va a una escuela ordinaria y lo que más disfruta es la pintura, la música y el baile, por lo que su profesora ha decidido adaptar sus métodos de enseñanza para que alumnos como él, con discapacidad visual, tengan una verdadera integración en el aula.
Cada día, la maestra de Mateo realiza actividades sensoriales para que el niño pueda conocer mejor su entorno.
“Todos los docentes que conocen a Mateo han comprendido que su trabajo con él debe ir orientado a captar los estímulos del medio con el resto de los sentidos (gusto, olfato, tacto) para que obtenga la misma información y conocimiento que el resto de sus compañeros”, explica un artículo de que habla sobre las claves para abordar la discapacidad visual en la escuela.
Otros profesores del centro han seguido el mismo camino y han logrado que Mateo aprenda los números tocándolos en vez de escribirlos.
La educación, continúa el texto, es la herramienta por excelencia para lograr la aceptación e inclusión, por lo que es fundamental que los casos como el de Mateo se repliquen en las escuelas.
Para que la integración escolar sea una realidad, uno de los pilares es la participación de la familia, que debe involucrarse desde la identificación de las señales que indican que algún niño o niña tiene discapacidad visual.
La familia debe ser consciente de que, en caso de presentarse, la discapacidad visual no es un impedimento para realizar tareas cotidianas y de que el conocimiento ayudará a que las adaptaciones faciliten la inclusión.
“Tanto en casa como en la escuela es importante interesarse por los gustos e intereses del niño o niña con discapacidad visual y trabajar su autoestima. Las adaptaciones en el aula deben tener como objetivo lograr la mayor autonomía del pequeño”, sigue el artículo.
Además, señalan que hay tres tipos de discapacidad visual: deficiencia visual, ceguera parcial o baja visión y ceguera total, cada una diferenciada por la agudeza y campo visual, así como por la capacidad de percepción de la luz.
Cada caso requerirá de adaptaciones y tratamientos particulares tanto en casa como en las aulas.
Tan solo en España un dos por ciento de los alumnos con necesidades educativas especiales tiene discapacidad visual; prácticamente todos ellos (el 98 por ciento) estudia en centros educativos ordinarios.
De ahí que otros pilares sean la preparación docente, la disponibilidad de recursos humanos y materiales y la organización, preparación y disposición de los centros escolares.
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